La exhibición de la escudería Red Bull en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México congregó a cien mil personas que se entregaron con total euforia al piloto tapatío Sergio 'Checo' Pérez, quien lució su control del auto RB7.
Gente que durmió sobre Paseo de la Reforma para ganar un lugar en 'primera fila' se llevó la recompensa a sus horas de espera, cuando a las 11:20 de la mañana apareció 'Checo' Pérez en un auto promocional de su patrocinador.
Las glorietas de la Diana Cazadora y el Ángel de la Independencia congregaron al ferviente público que esperó con altas expectativas la exhibición de Red Bull y convirtió el Paseo de la Reforma en un autódromo entregado completamente a ‘Checo’ Pérez.
A las 11:20 comenzó a correr el piloto mexicano Memo Rojas en autos Honda, la marca que provee el motor a los Red Bull, también Benito Guerra, piloto de rally. Mateo García Patiño, de cinco años de edad, campeón mundial de cartismo, también apareció en su go-kart como embajador del Gran Premio de México.
GRAN ESPECTÁCULO
El primer recorrido de 'Checo' Pérez comenzó a las 11:41 horas, con el mexicano haciendo rugir el motor de su monoplaza RB7, ante el éxtasis de los asistentes que disfrutaron esos cinco minutos.
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El siguiente show corrió a cargo de Aaron Colton, Didier Goirand e Iván Ramírez, motociclistas de Moto Stunt, Hard Enduro y Off-Road.
En su segunda vuelta, ya pasado el mediodía, 'Checo' Pérez imprimió más velocidad en la recta, y al llegar a la glorieta de la Diana Cazadora comenzó a hacer 'trompos', lo mismo en la Glorieta del Ángel de la Independencia, haciendo rugir su motor cada vez que aceleraba.
Tras esta segunda vuelta fue el turno de Benito Guerra para hacer una demostración como campeón de rally que incluyó derrapes y maniobras a alta velocidad.
La tercera salida de ‘Checo’ Pérez llegó cerca de las 13:00 horas, en la que volvió a mostrar la velocidad del monoplaza de Red Bull y en la que también regaló derrapes en cada glorieta.
La última salida de ‘Checo’ llegó a las 13:25 horas. El cansancio de los aficionados por soportar el sol y la larga espera se diluyó al escuchar el poderoso motor del RB7 en su última ronda por el Paseo de la Reforma, que terminó rendido ante el ambiente de Fórmula 1 y el humo de los neumáticos del monoplaza de Pérez, que dio un espectáculo de dos horas como aperitivo para su participación en el Gran Premio de México.