En ‘The Last Dance’, Michael Jordan habla de su amor por Scottie Pippen, lo menciona como el mejor compañero de equipo que ha tenido y reconoce que no podría haber alcanzado el cenit profesional del basquetbol sin él. Pero Pippen se ha mantenido notablemente silencioso desde que el documental comenzó a presentarse el mes pasado, y quienes están cerca suyo dicen que está herido y decepcionado por su interpretación. Uno de sus ex compañeros de equipo más famosos, un ex rival feroz, incluso se sintió obligado a defenderlo, Dennis Rodman.
En su última temporada en los Chicago Bulls, Pippen se sentía tan amargado por estar mal pagado, y sujeto a constantes rumores comerciales, que evitó la cirugía fuera de temporada en un tendón roto en uno de sus tobillos y esperó hasta el comienzo de la competencia. Fue una decisión que su entrenador, Phil Jackson, dijo que entendía. Pero Jordan no.
“Pensé que Scottie estaba siendo egoísta”, declara Jordan en el Episodio 2 del documental.
Unos 23 años después, la opinión de ‘Su Majestad’, duele como una punzada en una herida fresca. La sensibilidad de Pippen es su mayor atributo, pero quizás también su mayor punto ciego. En la entrega de esta semana de ‘The Last Dance’, la película ofrece un examen fulminante de la infame decisión de Pippen de negarse a ingresar al Juego 3 de las Finales de la Conferencia Este en los últimos segundos, porque Jackson preparó la última jugada para Toni Kukoc. Es un video convincente que se recoge en una lastimadura de casi dos décadas y media, e incluye un impresionante comentario del propio Pippen que revela las cicatrices residuales de ese incidente.
Pippen es orgulloso, gentil y de voz suave, un competidor complicado que de alguna manera nunca pareció recibir su merecido. Un talento inmenso que eligió un contrato a largo plazo, pero que pagaba poco, para ayudar a su gran familia, incluyendo un hermano discapacitado y un padre que sufrió un derrame cerebral debilitante. Un compañero que se embarcó en una búsqueda con Jordan para un campeonato esquivo, pero en un giro digno de Shakespeare, luchó en una final de conferencia del Juego 7 en 1990 debido a una migraña aplastante, dejando a los Bulls caer ante su enemigo, los Detroit Pistons.
Rodman, miembro de esos equipos de los Pistons antes de convertirse en el tercer compañero de armas en los tres campeonatos finales de los Bulls, quiere dejar las cosas claras con Pippen. “Desearía que no le importara lo que dice la gente”, dice.
Pippen debe ser recordado como uno de los dos o tres mejores en jugar el baloncesto, dice, “pero nunca nadie podía verlo de esa manera. Era demasiado callado y siempre estaba parado junto a Michael Jordan”.
Desde perspectivas poco probables hasta oponentes hostiles, compañeros de equipo y ahora objetos de una serie documental de 10 partes, Rodman dice que él y Pippen se han unido por las experiencias que se desarrollan cada domingo por la noche. “Scottie era tan subestimado y tan mal pagado\u2026 Debería mantener la cabeza más alta que Michael Jordan en este documental”, dice Rodman. “Creo que mucha gente ahora se está dando cuenta de lo que pasó. Scottie fue un héroe, en muchos sentidos, durante esas grandes carreras de los Bulls”.