Fernando Valenzuela se sienta en la mesa de las tres grandes leyendas en la historia del deporte nacional al lado de Hugo Sánchez y Julio César Chávez.
Si bien México es cuna de grandes e históricos deportistas, estos tres inmortales son punto y aparte luego de que consagraron carreras incomparables y pusieron en el mapa internacional al país por sus gestas.
Más allá de sus logros como pitcher, Valenzuela fue un ídolo, un personaje que conectó con distintas generaciones de aficionados al beisbol y desató un fenómeno que recibió el nombre de ‘Fernandomanía’.
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Fue uno de esos atletas adelantados a su tiempo, tocado con una varita mágica y un ángel que sólo tienen los privilegiados. El ‘Toro’ deja un legado insuperable, un hueco imposible de llenar.
Rompió con el molde del lanzador tradicional de Grandes Ligas.
“He visto a muchos muy buenos lanzadores en mi tiempo, algunos como Sandy Koufax y Don Drysdale, eran fenomenales, pero Valenzuela es diferente.
“Es único en su clase y si no, díganme: ¿supieron alguna vez de un joven que tuviera a los 20 años un screwball (tirabuzón) tan eficaz? Tiene habilidad, técnica y un excelente sentido de lo que es el pitcheo, es increíble”, dijo alguna vez Tommy Lasorda (q.e.p.d), histórico mánager de los Dodgers.
Valenzuela tenía talento y carisma, grandeza y humildad. El mejor beisbolista en la historia de México que comparte la mesa de los inmortales con otro par de gigantes, Hugo Sánchez y Julio César Chávez.