El Manchester City desgarró la herida de un Arsenal que se desangra por los cuatro costados y que quedó eliminado de la Copa de la Liga inglesa al perder por 1-4 este martes en los cuartos de final.
Mikel Arteta, antiguo alumno de Guardiola en el Manchester City, queda marcado por un partido más sin ganar, que hace que el Arsenal no huela un triunfo -sin contar la Europa League- desde el pasado 1 de noviembre cuando ganaron al Manchester United en Old Trafford.
Tras una travesía desastrosa en la Premier, apaciguada por los triunfos en Europa, el Arsenal llegó a esta Copa de la Liga con la intención de demostrar la solidez en eliminatorias de la pasada FA Cup, donde ya eliminó al Manchester City en semifinales.
Pero se chocó con la realidad, con un equipo que es inferior en prácticamente cada parcela del campo a un Manchester City que pelea por todos los títulos.
Arteta tiene a su disposición muchos jugadores que no están a la altura de la situación y de eso se aprovechó un Manchester City que durante los primeros 15 minutos amasó el 90 % de la posesión.
VENTAJA
Para entonces ya ganaba 1-0, gracias un gol de Gabriel Jesús de cabeza que acentuó la pasividad defensiva del Arsenal, que solo entró en el partido cuando uno de los innumerables centros que utilizan como forma de ataque encontró la cabeza de Alexandre Lacazette.
Pero eso no escondió los problemas de un equipo que se desarmó en la segunda parte cuando el Manchester City superó la inercia del gol.
Mahrez, con una falta que se tragó Alex Runarsson, y Phil Foden, picando la pelota delante del islandés, pese a estar en fuera de juego -no hay VAR aún en esta competición-, sentenciaron a un Arsenal para el que la mejor noticia es que las gradas del Emirates estaban vacías y no había aficionado capaz de abuchearles.
Por eso solo un silencio siguió al cuarto, transformado por Aymeric Laporte de cabeza, en un estadio que con público no hubiera permitido sangrías como esta.
En diciembre, el Arsenal está ya fuera de la Copa de la Liga, más cerca del descenso que de Europa y con, prácticamente, la única alegría de la Europa League.
EFE