El nuevo intento de Josep Guardiola por reconquistar la Champions League llega exactamente 10 años después de que ganara la Final de la temporada 2010-11 con el Barcelona ante el Manchester United en Wembley, tras adaptar su estilo de juego al Manchester City y convertirlo en un equipo perfectamente equilibrado. Su último obstáculo, el tozudo Chelsea, el equipo del sorprendente Thomas Tuchel, forjado a base de tropiezos, pero con la malicia suficiente para meter en aprietos a los Citizens.
El sello de Guardiola es, sin duda, el punto que predomina en la primera Final continental del Manchester City, que emprendió su refundación con una inversión multimillonaria que incomoda a muchos por su opulencia, pero que tuvo que esperar cinco años para llegar a este punto.
Guardiola lo intentó tres veces en el Bayern Munich, pero se quedó las mismas tres temporadas en semifinales. Desde que llegó al Manchester City, que ya tiene asegurada la Premier League y la Copa de la Liga en esta temporada y mañana busca el triplete, Guardiola buscó imponer su ideología, pero las grandes inversiones del club no parecían dar resultado en la búsqueda por conquistar la Champions por primera vez en su historia.
Los reportes aseguran que desde 2008, el City ha invertido casi 3 mil millones de euros, lo que ha generado que sea un club perseguido por la UEFA y el Fair Play financiero.
PODER ECONÓMICO
Pero la fortaleza del Manchester City no es solo económica. El Chelsea también cuenta con un poderoso grupo inversor detrás, que ya le ayudó a ganar su primera Champions hace 9 años y le permitió ser uno de los que más gastó el verano pasado, en plena crisis económica por la pandemia. Entonces no será el dinero, sino cómo lo gastaron.
Ahí es donde aparece favorito el Manchester City para ganar su primera Final de Champions League, bajo el sello de Guardiola. Sobre la cancha. Engañan un poco los dos resultados más recientes de sus encuentros. El Chelsea se impuso 1-0 en las semifinales de la FA Cup y 1-2 en su último enfrentamiento en la Premier League.
Thomas Tuchel demostró ahí que puede con Pep Guardiola y su magia para hacer funcionar su estrategia. Las armas del español parecen estar siempre escondidas, con alternativas a la mano en caso de emergencia, pero con la fuerza de un aparato ofensivo de máximo respeto: Mahrez, De Bruyne y Phoden. Incluso Ag\u00fcero, en su último día con el club, podría ser un recurso en caso de que algo falle.
En cambio el Chelsea está acostumbrado a ser la presa y ha demostrado que se siente cómodo con ese rol. Su columna vertebral también es incansable, con Kanté como el discreto pistón que hace funcionar la maquinaria blue. De esa precisión dependerá lo que puedan generar Pulisic, Werner y Mount.
FONDO MUSICAL
Se conocen demasiado. Pero seguramente veremos una Final de Champions de altura, un duelo muy británico musicalizado con "Don't look back in anger", la canción del grupo Oasis que interpretó Guardiola para celebrar que el Manchester City conquistó la Premier League. Si no, será el Chelsea el que baile a ritmo de "Song 2", de Blur, el grupo que protagonizó la guerra del Britpop en los 90 contra la banda liderada por los hermanos Gallagher.