Por ZARITZI SOSA
No cabe duda de que el futbol femenil ha ganado adeptos en México; sin embargo, nada de eso hubiera sido posible sin el talento y coraje de Maribel Domínguez, quien con sus goles logró cautivar a un país que no veía con buenos ojos la incursión de las mujeres en el balompié.
Domínguez es un claro ejemplo de perseverancia. Y es que la ahora entrenadora de la Selección nunca bajó los brazos cuando le dijeron que no podía jugar al futbol; incluso estuvo muy cerca de fichar por el Atlético Celaya en 2004, para jugar en la Liga de Ascenso, pero su sueño se vio frustrado debido a que la FIFA no estuvo de acuerdo en mezclar a hombres con mujeres.
Pero la historia comenzó más atrás, cuando su deseo de convertirse en futbolista la orilló a hacerse pasar por varón para ser aceptada en equipos de su natal Chalco, en el Estado de México. Era tal su deseo que en ocasiones se cambiaba el nombre a 'Mario', y por dos años logró engañar a algunos, con tal de estar cerca del esférico.
A pesar de ello, el futbol y su esfuerzo le cambiaron la vida en 2006, cuando emigró al 'Viejo Continente' para jugar con el Barcelona de España, acaparando los reflectores y la admiración de hombres y mujeres que en aquel entonces se maravillaron con otro mexicano, Rafael Márquez, quien había ganado todo en la misma institución.
Su talento siempre estuvo al servicio del futbol mexicano, ya que fue pieza clave en la obtención del bronce panamericano en 2011 para la Selección Nacional, además de ser la motivación de miles de niñas y mujeres que se atrevieron a incursionar en el futbol.
Actualmente, su aportación no es solo de manera local, ya que ahora es embajadora de la Academia Femenil de la FIFA, que ha dado origen desde 2020.
Hablar de futbol femenil en México es remitirse de forma irremediable a 'Marigol'.