San Francisco 49ers y Kansas City Chiefs son los protagonistas de la edición LIV del Super Bowl. De inmediato, el nombre de Joe Montana surge como referencia, ya que fue el gran líder de los gambusinos en la conquista de cuatro títulos de la NFL, además de jugar sus dos últimas temporadas en los Jefes.
Antes de Tom Brady, Montana fue el jugador más dominante en su posición. Tenía, desde luego, un talentoso equipo a su alrededor. Su exitosa carrera lo llevó a ganar los cuatro Super Bowls que disputó, además de ser nombrado MVP en tres de ellos.
En su primera temporada como titular, en 1981, Montana comenzó a mostrar su calidad y capacidad para ganar los partidos en situaciones adversas. Era un experto en regresos dramáticos. En la final de la Conferencia Nacional, frente a los Dallas Cowboys, protagonizó una jugada que quedó plasmada al lanzar un pase de anotación que capturó Dwight Clark, conocida como "The Catch", con la que conquistaron su boleto al Super Bowl XVI.
Ahí vencieron a los Cincinnati Bengals 26-21, con actuación destacada de su quarterback, quien logró su primer premio MVP del Super Bowl.
Con triunfos en las ediciones XIX (38-16 sobre Dolphins), XXIII (20-16 sobre Bengals) y XXIV (55-10 sobre Broncos), Montana escribió las páginas más gloriosas de los 49ers, superando una severa lesión en 1986 y después la presión de un joven Steve Young.
Montana dejó un legado imborrable en San Francisco, que con cinco títulos de la NFL, busca recuperar el privilegio que les arrebató New England Patriots al ganar seis ediciones. Enfrente, curiosamente, tendrán a los Chiefs, el equipo que recibió a Montada durante sus dos últimas temporadas antes de retirarse.
Joe solamente pudo llevar a su nuevo equipo a su primera final de conferencia en 1994. Su retiro, un año después, le garantizó un lugar en el Salón de la Fama, tras una brillante carrera que será siempre bien recordada por el sello dramático que imprimía a cada triunfo.