AP.- Valentina Petrillo se enamoró del atletismo a los siete años mientras veía al velocista italiano Pietro Mennea ganar el oro en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.
“Dije que quería ser como él”, contó Petrillo, una mujer transgénero que creció como niño. “Me quería poner la camiseta azul (de Italia), quería ir a los Olímpicos. Pero —y hay un pero— lo quería hacer como mujer, por que no me sentía un hombre. No me sentía yo mismo”.
Cuatro décadas después, a sus 50 años, Petrillo cumplirá su sueño, pero no en los Olímpicos. En unos días se convertirá en la primera mujer transgénero que participa en los Paralímpicos al participar en los 200 y 400 metros de la clasificación T12 para atletas con deficiencia visual en París.
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World Athletics prohibió el año pasado que mujeres transgénero que hicieron la transición después de la pubertad compitan en la categoría femenina en eventos internacionales. Pero su contraparte paralímpica, World Para Athletics, no tomó la misma decisión.
Petrillo, quien fue diagnosticada como adolescente con la enfermedad de Stargardt, una condición de la vista degenerativa, se considera afortunada a pesar de estos retos. Vivió casi toda su vida como hombre y le dijo que era transgénero a su esposa —con quien tiene un hijo— en el 2017 antes de comenzar la terapia hormonal dos años después.
“Sí, tengo un problema de visión, tengo sólo visión parcial, soy trans —y déjenme decir que eso no es lo mejor en nuestra Italia, ser trans —pero soy feliz”, comentó en una entrevista en la pista en la que entrena en un suburbio de Bologna.
“Comencé mi transición en el 2019 y en el 2020 cumplí mi sueño que era participar en la categoría femenina, competir en el deporte que siempre amé”, dijo en italiano. “Llegué a los 50 años antes de que se hiciera realidad... tenemos derecho a otra opción de vida, una segunda oportunidad”.
En un comunicado, la WPA (World Paraathletics) indicó que los atletas transgénero que participen en competencias de mujeres necesitan declarar su identidad de género como mujeres y dar evidencia de que sus niveles de testosterona se encuentran por debajo de los 10 nanomoles por litro de sangre al menos 12 meses previo a su primera competencia.
“Cualquier cambio a futuro a las reglas de la WPA en esta área sólo será considerada consultado de forma apropiada con los equipos y atletas, así como considerando los derechos y los intereses de los involucrados”, indicó.
En un deporte que está en constante lucha para crear un terreno equitativo entre atletas con diferentes niveles de discapacidad, algunos rivales de Petrillo han asegurado que tiene una ventaja injusta.
El año pasado hubo una reacción negativa después de que Petrillo superó por poco a la española Melani Berges por el cuarto lugar de la semifinal del campeonato mundial de España y con lo que Berges quedó fuera de la final y sin la posibilidad de pelear por un lugar a los Paralímpicos.
Petrillo dice entender hasta cierto punto las preguntas sobre si debería competir en la categoría femenina.
“Me lo he preguntado, ‘Pero Valentina, si fueras una mujer biológica y vieras a Valentina competir contigo, ¿qué pensarías?’ Y mi respuesta a es que también tendría mis dudas”, indicó. “Pero luego, con mis experiencias y lo que he aprendido puedo decir claramente que no significa que porque nací hombre que seré más fuerte que una mujer”.
Petrillo se refirió al estudio que pagó el COI —publicado en abril por el British Journal of Sports Medicine— que demuestra que las mujeres transgénero en realidad tienen una desventaja física en comparación con mujeres cisgénero en varias áreas, incluyendo capacidad pulmonar y fuerza en la parte inferior del cuerpo.
Petrillo nació en la sureña ciudad italiana de Nápoles. Creyó que sus aspiraciones en el atletismo habían llegado a su fin cuando el diagnosticaron la enfermedad de Stargardt a los 14 años.
Se mudó a Bologna, al norte de Italia, para estudiar ciencias de la computación en el Instituto para la Ceguera y se quedó a vivir en las afueras de la ciudad, en donde trabaja como ingeniera en sistemas.
El deporte siguió siendo parte de su vida —jugó para un equipo de futbol con personas con discapacidad visual— pero fue a los 41 años cuando Petrillo regresó a al pista y ganó 11 competencias nacionales en la categoría T12 entre el 2015 y 2018.