EFE. La inesperada retirada del all-around en Tokio 2020 de la estadounidense Simone Biles, dominadora de la gimnasia artística mundial desde 2013, para centrarse en su salud mental, ha vuelto a hacer saltar las alarmas sobre la presión a la que los deportistas se ven sometidos, sobre todo en la exigente alta competición.
El caso Biles se suma a otros de depresiones en el mundo del deporte y que, en algunos casos, han finalizado en muerte, incluso por dificultades de adaptación a la vida civil una vez concluida su exitosa trayectoria deportiva. Estos son algunos de los más significados:
Simone Biles
La gimnasta se retira el 27 de julio de 2021 de la competición por equipos en los Juegos de Tokio 2020 y se anuncia que no competiría en el all-around, cuya ronda de clasificación lideraba. Según su Federación nacional, la gimnasta debía “centrarse en su salud mental”, que ella amplió con “después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental”… “Ya no confío tanto en mí misma. Tal vez sea por hacerme mayor. Hubo un par de días en los que todo el mundo te tuiteaba y sentías el peso del mundo. No somos sólo atletas. Somos personas al fin y al cabo y a veces hay que dar un paso atrás“, continuó.
La reina de la gimnasia se le diagnosticó en su infancia Transtorno por Déficit de Atención por Hiperactividad “TDAH), por lo que sigue un tratamiento farmacológico con psicoestimulantes. A ello se suma que desde de 2018, tras denunciar los abusos sexuales por parte de Larry Nassar, exmédico del equipo de su país, toma otra medicación para combatir la ansiedad.
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Naomi Osaka
La tenista japonesa, número 2 del mundo, anunció el 31 de mayo de 2021 que se retiraba del Roland Garros para que “todo el mundo vuelva a concentrarse” en el deporte, tras la polémica por haber sido sancionada con 15 mil dólares de multa por no acudir a una rueda de prensa durante el torneo.
Osaka explicó que sufrió episodios de depresión desde el Abierto de Estados Unidos de 2018 y señalar que su ausencia en un rueda de prensa en el torneo parisino era motivada porque enfrentarse a los medios de comunicación daña su salud mental.
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Ian Thorpe
El nadador australiano, con cinco oros olímpicos y 11 mundialistas, reconoció que había padecido durante años depresiones que le llevaron al borde del suicidio y que abusó del alcohol entre los años 2202 y 2004, según relató años después en su autobiografía. Desde comienzos de 2014 se sometió a un proceso de rehabilitación en un hospital de Sydney para combatir el abuso de alcohol y la depresión.
Andrés Iniesta
El futbolista español reconoció en una entrevista televisiva en 2018 que vivió una etapa de depresión en la que deseaba “que llegara la noche” para poder tomarse “una pastilla y descansar”. En otro momento, cuatro años antes, dijo, que el gol que dio a España el Mundial de Sudáfrica fue para él “la apoteosis de una vida”, en particular porque entonces atravesaba “una pequeña depresión”.
Mike Tyson
El boxeador estadounidense, campeón del peso pesado, reconoció en 1988 a su regreso de la Unión Soviética que padecía depresión maníaca, motivo por el cual se sometió a tratamiento psiquiátrico. Admitió que había nacido con esa enfermedad y “no puedo evitarlo. Quizás mi éxito se debe a eso -a la enfermedad-, yo siempre he sido así”, y reconoció haber perdido el control de su personalidad en varias ocasiones.
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Paul Gascoigne
El futbolista inglés se sometió en octubre de 1988 a un tratamiento por el estrés y la depresión. Se hablaba que podría tener problemas con el alcohol, pero el jugador fue ingresado en una clínica londinense para someterse a tratamiento médico.
Alex Abrines
El alero de la selección española de baloncesto abandonó de forma prematura la NBA cuando jugaba en los Thunder. En la Navidad de 2018 dejó el equipo sin especificarse en ese momento la causa y saliendo para regresar a España. Se puso en manos de profesionales y con la ayuda de su familia, logró superar los que él definió como “baloncesto, llegué a odiarte. He vivido una pesadilla, te evitaba cada vez que podía”, dejando entrever algún tipo de depresión.
Rafa Muñoz
Nadador español, plusmarquista mundial de 50 mariposa, sufrió un cuadro depresivo al final de la temporada 2009-10 y tras la disputa de los Mundiales de Roma 2009. Tuvo que dar explicaciones a un panel de su federación internacional por no dar señales durante tres meses, que justificó con: “Necesitamos de vez en cuanto cogernos unas vacaciones porque estamos sometidos a una tensión y a una presión bastante elevada”.
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Sebastian Deisler
El futbolista internacional alemán ingresó en noviembre de 2003 en una clínica psiquiátrica para ser tratado de una depresión. En octubre de 2004 volvió a tener una recaída.
Cliff Richey
El tenista estadounidense y uno de los destacados a comienzos de los 70, relata en un libro en 2010 que bajo la imagen de “chico malo”, lo que se escondía era una depresión que en ocasiones le llevaba para enmascararla manifestaciones de rabieta o comportamientos groseros y que, en los peores días, recurría a tapar las ventanas de su casa con bolsa negras de basura y permanecía todo el día en la cama y lloraba. Muchos años después de su retirada, comenzó un tratamiento con antidepresivos que le ayudaron a recuperarse.
Hayden Hurst
El jugador de futbol americano de los Ravens de Baltimore (NFL) declaró en febrero de 2020 que sufría depresión desde hacía cuatro años, que le llevó a un intento de suicidio por ingesta de alcohol y numerosas pastillas en enero de 2016, y reconoció que “si hubiera tenido un arma esa noche, probablemente” se habría “matado”. Antes, en 2013 empezaron sus problemas de salud mental y llegó a desarrollar un trastorno de ansiedad por el rendimiento.
Yago Lamela
El saltador español de longitud, retirado de la competición en 2009, intentó rehacer su vida continuando sus estudios de Informática en EEUU, pero al final regresó a Avilés (Asturias) en mayo de 2011 y días después fue ingresado de urgencia por un cuadro depresivo. Tras el alta, argumentó que le había dado “un bajón muy grande por la coincidencia de varias cosas negativas”. Tres años después, el 8 de mayo de 2014 fue encontrado sin vida en su domicilio asturiano.
Jesús Rollán
El jugador de waterpolo español falleció el 11 de marzo de 2006, a los 37 años, cuando intentaba superar sus problemas de depresión y dependencia a las drogas en una clínica de Gerona, tras precipitarse a la calle desde una terraza del balneario de La Garriga, en donde llevaba desde el mes de octubre en tratamiento médico.
Robert Enke
El exportero alemán de futbol del Barcelona y del Tenerife, de 32 años, cayó víctima de una depresión por problemas familiares y el miedo al fracaso profesional. El 10 de noviembre de 2009 se suicidó arrojándose a las vías del ferrocarril en Hannover, donde lo arroyó un tren.
Frank Vandenbroucke
El ciclista belga fue hospitalizado en agosto de 2000 por depresión en el servicio de neuropsiquiatría del hospital de Roulers. El corredor se retiró de la competición en el año 2009 tras verse envuelto en varios casos de dopaje y toxicomanía. Fue encontrado muerto el 12 de octubre de 2009 en un hotel de Dakar. Antes, en 2005 y en junio de 2007, había intentado suicidarse.
José María “Chaba” Jiménez
El ciclista español reconoció en julio de 2002 que volvía a “ser feliz” y que había salido de ese período en el que había sido baja a causa de una depresión, que acabó por llevarle a la retirada definitiva. Falleció en diciembre de 2003 en una clínica madrileña.