Ante la crisis de semiconductores que vive el mundo, Volkswagen de México anunció nuevos paros técnicos para su planta en Puebla, el primero del 3 al 19 de mayo en la línea de producción del Jetta; mientras que el segundo será del 6 al 16, del mismo mes, para la Tiguan.
La fabricante alemana de autos anunció que la producción de su todoterreno, la Tiguan, volverá a estar en funcionamiento el 17 de mayo; mientras que el del Jetta se reanudará el día 20.
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Desde el primer trimestre del 2017, en la planta de producción de Volkswagen en México se produce el modelo Tiguan para su distribución a nivel mundial, excepto para China.
La compañía automotriz alemana también produce en Puebla el Jetta, el Golf y el SUV Taos, este último desde octubre de 2020.
Volkswagen ya había realizado paros técnicos desde febrero pasado y hasta abril causados por la falta de semiconductores. Asimismo, otras marcas también programaron detener sus líneas de producción como es el caso de Ford, GM, Honda y Toyota, en territorio mexicano.
Otro factor que incidió en la suspensión de las operaciones de las empresas automotrices en México fue la tormenta invernal en Texas, Estados Unidos, que generó escasez del hidrocarburo en el país en febrero pasado. Ante ello, las autoridades mexicanas solicitaron reducir el consumo de gas natural, elemento que se utiliza en las fábricas automotrices.
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La crisis de chips o semiconductores no sólo afecta a la industria automotriz, sino a todas aquellas que dependen de este tipo de piezas para la fabricación de productos terminados.
Semanas atrás, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ante esta crisis que afecta a las industrias de su país, se pronunció por una inversión federal de 50 mil millones de dólares para infraestructura para el sector de semiconductores y dejar la dependencia de China, que es el mayor fabricante.
La crisis de la Covid-19 obligó a reducir el volumen de producción de los chips a nivel global, lo que a su vez frenó toda la cadena de suministros, y ante los pronósticos (el año pasado) de una fuerte caída en el crecimiento mundial y de menores pedidos de productos, los fabricantes de chips bajaron el ritmo, que al final tuvo una repercusión para un sinnúmero de sectores.