EFE.- La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) pronosticó que las emisiones de carbono vinculadas a la energía continuarán aumentando durante el resto de la actual década, si bien se ralentizarán a medio plazo, antes de comenzar a declinar después de 2030.
La visión presentada por la OPEP en su informe anual “Perspectiva Mundial del Petróleo 2022”, son más pesimistas que los de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que considera que el mundo podría alcanzar ya en 2025 el pico de emisiones de CO2.
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“Como era de esperar, la recuperación parcial de la demanda energética mundial (tras la caída por la pandemia de Covid-19) durante 2021 y 2022 se tradujo en un aumento de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía”, se lee en el informe.
Las emisiones mundiales de efecto invernadero aumentaron el año pasado en más de mil millones de toneladas con respecto a 2020, debido a la fuerte recuperación de la actividad económica y al aumento de la movilidad.
Para la OPEP, esa cifra da pie a “esperar un aumento de las emisiones globales de CO2 para el resto de la década actual, a pesar de los diversos esfuerzos por minimizarlas”.
A medio plazo, considera probable que se logre una estabilización, antes de que la “trayectoria descendente” comience “en algún momento a principios de la próxima década, aunque disminuyendo a un ritmo inferior al exigido por el Acuerdo de París“.
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En su escenario principal, pronostican que las emisiones anuales de CO2 relacionadas con la energía subirán hasta 35 mil millones de toneladas hacia finales de la década actual, desde las 33 mil 700 millones de toneladas estimadas en el 2021.
“Posteriormente, se espera que empiecen a disminuir lentamente durante el resto del periodo de previsión, volviendo en líneas generales a los niveles de 2021 en 2045”, explica.
La evolución será divergente en las naciones industrializadas de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), donde se espera una reducción más rápida y drástica, que en los países en desarrollo.
En el primer caso, la OPEP calcula que, en paralelo a una reducción de la demanda de petróleo y carbón a partir de 2023, las emisiones bajarán de forma constante, acumulando una caída de 3 mil millones de toneladas de CO2 entre 2021 y 2045.
En China “crecerán marginalmente” hasta 2025, alcanzado un máximo de unas 10 mil 300 millones de toneladas al año, antes de bajar gradualmente hasta las 8 mil millones de toneladas en 2045.
Cierta reducción, “del orden de 300 millones de toneladas”, se prevé también en Eurasia, causada principalmente a la caída de la demanda energética en Rusia.
Al mismo tiempo, se prevé que aumenten las emisiones en los países en desarrollo, en línea con su rápido crecimiento económico y demográfico, indica la OPEP.
Aún así, la organización resalta que para 2045, los países ricos seguirán teniendo unas tasas per cápita de emisiones de efecto invernadero acumuladas desde 1900 considerablemente mayores que las de las naciones en desarrollo.