Las remesas que recibe México, en su mayoría provenientes de Estados Unidos, han ido aumentando de forma considerable, especialmente desde la pandemia, y se estima que más del 7% corresponden a ganancias del narcotráfico, y en particular del fentanilo que Los Chapitos envían al vecino país del norte.
De acuerdo con la acusación en Estados Unidos en contra de Los Chapitos por el tráfico de fentanilo, de la que Latinus hizo una revisión, se establecen los diferentes mecanismos que utiliza esta facción del Cártel de Sinaloa para repatriar sus ganancias, entre las cuales se encuentran las transferencias de dinero.
En la acusación en contra de Iván Archivaldo Guzmán Salazar y su hermano Jesús Alfredo Guzmán Salazar, ambos hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, entre otros, radicada en el tribunal de Distrito Sur de Nueva York, se establecen las diferentes vías en que las ganancias del fentanilo llegan a México.
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La acusación se centra en la producción y trasiego de fentanilo por parte del Cártel de Sinaloa y en total son 23 personas las demandadas, entre las que se encuentran Julio Marín González, Mario Alberto Jiménez Castro alis “Kastor” y Sergio Duarte Frías.
Los acusados, de acuerdo con el documento, “son lavadores de dinero para el Cártel quienes, además de participar en el tráfico de fentanilo, son responsables de facilitar el movimiento de las ganancias del fentanilo desde los Estados Unidos a México a través de, entre otros métodos, transporte de efectivo a granel, transferencias bancarias, comercio de bienes y criptomonedas”.
Los 23 integrantes de la organización criminal incluidos en la demanda también están acusados, como parte de la conspiración para el lavado de dinero de las ganancias del fentanilo, de transportar, transmitir y transferir fondos e instrumentos monetarios desde Estados Unidos hacia el exterior, e incluso dentro del país.
Ello, a sabiendas de que “el instrumento monetario y los fondos involucrados en su transporte, transmisión y transferencia representaban el producto de alguna forma de actividad ilegal”.
Lo hicieron también, cita la acusación, “sabiendo que dicho transporte, transmisión y transferencia estaban diseñados en todo y en parte para ocultar y disfrazar la naturaleza, ubicación, fuente, propiedad y control de los ingresos de una actividad ilegal específica”.
Tal actividad ilegal involucra delitos graves relacionados con narcóticos, delitos contra una nación extranjera que involucren la fabricación, importación, venta o distribución de una sustancia controlada y actos que constituyan una empresa criminal continua.
Los instrumentos monetarios se definen como monedas y billetes de Estados Unidos o de un país extranjero, cheques de viajero, instrumentos negociables al portador, valores de inversión, acciones, cheques, transferencias, pagarés, órdenes de pago y otros similares.
Durante años, cita la acusación formulada en 2023, Los Chapitos y sus cómplices han cosechado conscientemente cientos de millones de dólares en ganancias por la destrucción y la desesperación causada por el fentanilo, sabiendo muy bien que la droga podría ser letal para los usuarios finales del producto del cártel”.
El documento, de 65 páginas de extensión, detalla que el Cártel de Sinaloa ingresa a Estados Unidos “cientos de kilogramos de fentanilo y millones de pastillas de fentanilo cada mes, por tierra, aire, túneles y mar”.
Pone como ejemplo que entre 2018 y 2020, “un solo traficante del cártel en el área de Los Ángeles repatrió a México más de 24 millones de dólares en ganancias de narcóticos para beneficio de Los Chapitos y el cártel”.
El tráfico de fentanilo es extremadamente rentable para el Cártel de Sinaloa porque es barato y fácil de fabricar, describe el texto.
“El cártel puede comprar aproximadamente un kilogramo de precursor de fentanilo de China por aproximadamente 800 dólares. A su vez, el cártel puede fabricar aproximadamente 415 mil píldoras de fentanilo, o cuatro kilogramos de polvo de fentanilo, a partir de sólo ese kilogramo”, explica.
De acuerdo con el último informe sobre las remesas que llegan del extranjero a México y que en su mayoría proceden de Estados Unidos, de enero a agosto de este años se alcanzó un récord de 43 mil 27 millones de dólares, que representaron un aumento interanual del 3.7%.
Un cable de EFE que cita información del Banco de México detalla que el número de operaciones creció un 2.8% hasta 108.5 millones, y el 99% de ellas son transferencias electrónicas.
Tan sólo en agosto, México captó 6 mil 87 millones de dólares en remesas, lo que significó un avance interanual del 9.3%.
Cambios estructurales
De acuerdo con la organización Signos Vitales, desde que comenzó la pandemia se produjeron cambios estructurales relacionados con el envío de remesas a México desde Estados Unidos, como fue un incremento exponencial desde estados donde hay poca presencia de población mexicana, donde prácticamente se triplicaron entre 2018 y 2022.
También en ese periodo, explica la organización en su informe “Euforia de las remesas: éxodo, lavado de dinero y auge económico”, se triplicó el monto de las operaciones cuyo estado de origen no se puede reconocer.
“Ambos fenómenos explican el 23.9% de la variación de las remesas entre 2018 y 2022”, cita la organización.
Otro hecho que llama la atención es que en ese periodo, Chiapas pasó de recibir el 2.1% del total de las remesas enviadas desde Estados Unidos a México a concentrar 5.4% del total, ubicándose como la sexta entidad con mayor recepción de dinero.
Otras entidades que tampoco destacaban por la recepción de remesas e incrementaron los montos recibidos en ese periodo fueron Ciudad de México, Estado de México y Guerrero.
Asimismo, en 227 municipios del país el número de transferencias supera al menos una vez el número de hogares, otros 365 municipios que nunca había recibido envíos de dinero comenzaron a registrarlos y hay mil 010 municipios que han crecido en su conjunto por arriba del 221.5%, explica el informe.
“Por otro lado, hay dos hechos que sorprenden dados los estrictos controles de las autoridades estadounidenses: el crecimiento de las operaciones de las cuales se desconoce su origen (estado) (variación de 927.1 mdd o 332.5% entre 2018 y 2022) y el estallido del envío de remesas desde ocho estados en donde la población de origen mexicano es poco representativa del total”, refiere.
Estas y otras evidencias llevaron a la organización a concluir que el monto de lo que ingresó en 2022 de ganancias del narcotráfico habría ascendido a 4.4 mil millones de dólares, equivalentes al 7.6% del total de envíos.
“Están contratando ejércitos de personas en ambos lados de la frontera para mover pequeñas sumas que son difíciles de rastrear hasta los capos del narcotráfico, dicen las autoridades”, refiere.
"Durante la pandemia, los florecientes cárteles de la droga de México optaron por enviar dinero a casa disfrazado de remesas porque los cierres de fronteras impidieron el método tradicional de contrabando en efectivo", dijo por su parte Michael Stott en su artículo "El lado oscuro del auge de 63,000 millones de dólares de remesas de México", publicado en enero de este año en el Financial Times.
Agregó que “los traficantes encontraron el nuevo método conveniente, seguro y lo suficientemente fácil como para seguir usándolo después de que la frontera se reabrió, pagando a los mexicanos en su país una pequeña comisión por seguir instrucciones enviadas por mesaje de texto sobre cómo recoger el envío que se les enviaba y luego dónde depositarlo”.
En agosto del año pasado, un informe especial de Reuters titulado “Cómo los narcos mexicanos usan las remesas para enviar las ganancias del narcotráfico a Estados Unidos” da cuenta de forma detallada sobre la manera en que los cárteles envían ganancias del narcotráfico a México.