AP.- Al salir de un divorcio, uno podría esperar que Adele escribiera un álbum de baladas desgarradoras. Pero esperar algo menos que el espectro completo de emociones que “30” muestra haría un débil favor a la ganadora del Grammy.
Como una de las mejores voces de nuestro tiempo, no es de extrañar que algunos de los momentos brillantes de Adele en el álbum estén en pistas sin música para que la fuerza de su voz se sostenga por sí sola. Lo que quizás sea más sorprendente es la delicia de las canciones que se apartan de su estilo habitual.
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El tema principal del disco de Adele no se parece a nada que haya escrito antes. "Strangers By Nature" lleva al oyente a una película en blanco y negro, de la era de Audrey Hepburn, caprichosa y, a veces, siniestra. El álbum cuenta con títulos teatrales como “Love Is a Game”, que imita algunos de estos tonos dramáticos. La conclusión triunfal del disco anota armonías en el coro que dan un guiño a grupos de los años sesenta como The Supremes.
En el medio hay canciones sobre desamor y también canciones de amor: para su hijo, para nuevos amores (o, al menos, aquellos a quienes le gustaría intentar amar) y para ella misma.
Adele se esfuerza en “30“, sumergiéndose en géneros y tonos que muestran su capacidad para desviarse de éxitos como “Hello” y “Someone Like You”. Está el bubblegum pop “Cry Your Heart Out”, el himno de baile “Oh My God” y “Can I Get It” con tintes occidentales que difieren de la típica Adele que recuerda el “Daddy Lessons” de Beyoncé. En “My Little Love” y “All Night Parking”, Adele lleva el R&B al disco.
Si bien hay momentos de júbilo en el álbum, el estilo de Adele asegura que el dolor estará presente en las 12 pistas de “30“. "My Little Love" es una pista conmovedora y personal que incluye grabaciones de voz de Adele consolando a su pequeño hijo e incluso llorando mientras describe su soledad.
El dolor también es tangible en “To Be Loved”. Su escasa producción sirve a Adele maravillosamente. No hay nada para suavizar la emoción mientras su voz se quiebra.
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La segunda mitad del LP es mucho más tranquila que la primera, llena de baladas más propias de la cantante británica. “Woman Like Me” muestra su tranquila confianza; alude a sentimientos de culpa e incertidumbre en “My Little Love” y “I Drink Wine”, pero en esta canción, reafirma su propia autoestima.
“La complacencia es el peor rasgo que se puede tener, ¿estás loco?” canta, “nunca has tenido, nunca has tenido una mujer como yo”.
Si “30” es, de hecho, una instantánea de la persona que es Adele en este momento está claro que los seis años, desde “25”, han llevado a un crecimiento y una versión más realizada de sí misma. Hay rastros de su yo más joven, pero una renovada conciencia de sí misma.
“Todo lo que hago es sangrar en otra persona”, canta en “To Be Loved”. “Yo seré quien me sostenga esta vez”.
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