El príncipe Felipe fue enterrado este sábado en la bóveda real de la capilla de San Jorge, adyacente al castillo de Windsor, junto con los restos de otros 24 miembros de la realeza, incluidos tres reyes de Inglaterra, al final el servicio fúnebre que fue presidido por la reina Isabel II y que contó, por motivos sanitarios debido a la pandemia, con sólo 30 asistentes de la familia real británica.
El cortejo fúnebre comenzó luego de un desfile militar para honrar los años que el duque sirvió en el ejército. El príncipe Felipe sirvió en la Royal Navy durante más de 12 años y mantuvo estrechos vínculos con las fuerzas armadas durante toda su vida. El personal de militar tuvo un papel importante en honrarlo el sábado a pesar del límite de asistencia.
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La carroza, un vehículo híbrido customizado por el mismo Felipe, llegó a la capilla de San Jorge flanqueado por representantes de diferentes regimientos militares y seguido por sus cuatro hijos en la primera línea, tras una procesión de unos 15 minutos desde el castillo.
La soberana británica se desplazó en su propio automóvil, un Bentley, junto con una dama de compañía, hacia el templo de estilo gótico.
Royal Marine Buglers interpretaron la alerta de batalla de la Royal Navy en honor al servicio militar del príncipe Felipe cuando su ataúd fue bajado a la Cámara Real de la capilla de San Jorge dentro del castillo de Windsor.
“Action Stations” es la llamada de corneta que convoca a los marineros a sus puestos en preparación para la batalla y, a veces, se asocia con funerales navales. El duque de Edimburgo, que dejó un plan de acciones que quería en su propio funeral, solicitó la pieza.
A las puertas de la capilla, el deán de Windsor y el arzobispo de Canterbury recibieron al féretro, que fue instalado sobre el catafalco mientras los asistentes, cubiertos todos con cubrebocas, se dirigían a sus sitios asignados para mantener la distancia social. La reina se sentó sola, así como el príncipe Harry.
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El funeral por el duque de Edimburgo comenzó tras un minuto de silencio en memoria del príncipe Felipe.
“Nos ha inspirado su lealtad inquebrantable a nuestra reina, su servicio a la nación y a la Commonwealth, su coraje, fortaleza y fe. Nuestras vidas se han enriquecido a través de los desafíos que nos presentó, el coraje que nos dio, su amabilidad, humor y humanidad”, dijo el deán de Windsor, David Conner, en sus palabras de recibimiento.
Durante la ceremonia, el deán de Windsor y Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, se alternaron para las lecturas. Un coro, que se ubicaba separado de los asistentes al funeral, interpretó el salmo 104 y se interpretaron piezas que el duque había elegido, como “The jubilate”.
Además del coro se interpretó música de gaita así como toques militares. Al final de la ceremonia se entonó el himno nacional británico y la familia real, que mantuvo el distanciamiento social durante todo el servicio, salió de la capilla. La reina abordó su automóvil y se dirigió al castillo de Windsor.
El resto de la familia caminó hacia el castillo y se pudo ver al príncipe Guillermo; su esposa Kate, duquesa de Cambridge, y al duque de Sussex, el príncipe Harry, caminar juntos.
Felipe fue enterrado en la bóveda real pero no será el lugar definitivo donde descansarán sus restos. Ya que después de la muerte de la reina Isabel II, se espera que ella y Felipe sean enterrados en el cementerio real de Frogmore Estate, cerca del castillo de Windsor.
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En la bóveda real el mayor de los siete lugares de entierro dentro de la capilla alberga los restos del rey Jorge III, cuyo reinado de casi seis décadas incluyó los años de la Revolución Americana. Sus hijos, el rey Jorge IV y el rey Guillermo IV, también están enterrados allí.
La bóveda también ha sido el lugar de descanso temporal de casi 30 miembros de la realeza, incluida la madre de Felipe, la princesa Alicia de Grecia. Sus restos fueron trasladados al convento del Monte de los Olivos en Jerusalén, donde ahora se encuentran cerca de su tía, la gran duquesa Ella de Rusia.
El rey Jorge VI, padre de la reina Isabel II, fue enterrado en la bóveda real durante 17 años antes de que sus restos fueran trasladados a la capilla conmemorativa del rey Jorge VI en St. George en 1969. Su esposa, la reina madre y su hija, la princesa Margarita, fueron enterradas junto a él.
Con información de EFE y AP