Maya Picasso, hija del célebre pintor malagueño, donó nueve obras de arte de su padre al estado francés. Dichas obras pasarán a formar parte del Museo Picasso de París, donde se encuentran varios trabajos de Pablo Picasso de diferentes épocas y con todas las técnicas que empleaba.
Dicha donación formó parte de un convenio fiscal con el estado francés; Roselyne Bachelot, ministra de Cultura de Francia reconoció la cesión como ”excepcional” durante la ceremonia de entrega el pasado lunes.
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Bachelot destacó que las nuevas adquisiciones contribuyen a mantener el Museo Picasso como el recinto con la mayor cantidad de piezas del pintor; actualmente cuenta con cinco mil.
La hija del creador del cubismo explicó en una carta leída por su hijo Oliver que ”Francia fue la elección de mi padre y nunca pensé en irme a ningún otro lado”. Por su parte Bruno Le Maire, ministro de Economía, dijo que ”cómo sería Francia sin el español Pablo Picasso”.
La primera obra mostrada en el evento, ahora resguardada en el Museo Picasso, fue Don José Ruiz (1895), uno de los primeros cuadros del español donde pintó a su padre de perfil. En la pintura se puede apreciar la seriedad del hombre que fue clave por su disciplina cuando Picasso comenzaba su carrera de artista.
Seguido vinieron Estudio para un intérprete de mandolina (1932), Niño con piruleta sentado debajo de una silla (1938) y Retrato de Émilie Marguerite Walter (Mémé) (1939). En esta última también aparece un familiar de Maya, se trata de su abuela y la madre de Marie-Thér\u00e8se, amante de Picasso desde 1927 hasta mediados de 1930.
Otra pieza incluida fue la escultura La Venus del Gas (1945), aquí el artista utilizó un quemador de gas y lo enderezó para colocarlo en un pedestal de madre para transformarlo en una diosa con aires prehistóricos.
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El óleo del El Bobo (1959) y un cuaderno de dibujos sobre el cuadro Almuerzos de la Hierba (1863) de Edouardo Manet siguieron en la presentación junto con Cabeza de hombre (1971), una de las obras de la última etapa de Picasso previo a su muerte en 1973.
Concluyó la entrega al museo con una pintura que lo acompañó toda su vida y que le sirvió de inspiración, sin ser de su autoría; se conoce como Tiki de las Islas Marquesas, una estatuilla de arte primitivo.