La clínica de salud femenina en Luisiana, Hope Medical Group for Women, es el foco de atención para las mujeres que desean abortar.
Todos los días dicha clínica recibe llamadas, amenazas y protestas en sus inmediaciones de mujeres que preguntan si "siguen practicando abortos" y si "siguen abiertos".
En Luisina solo hay tres clínicas que realizan el procedimiento y Group of Women es una de ellas. Pero está en peligro de que la Corte Suprema la clausure.
El próximo miércoles, el alto tribunal escuchará argumentos en un caso que podría llevar al cierre del lugar y, lo que es más grave, a prohibir a las mujeres que decidan sobre su embarazo.
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La interrupción legal del embarazo es legal en Luisiana y en todo Estados Unidos desde 1973, cuando el máximo tribunal consagró la decisión.
"Estamos resistiendo lo más que podemos y por ahora las tres clínicas siguen abiertas. Por ahora el aborto sigue siendo legal en los 50 estados", declaró la directora de la clínica, Kathaleen Pittman.
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Pittman estima que el 80 por ciento de las mujeres que interrumpieron su embarazo recibieron asistencia financiera para conseguirlo, y explicó que la principal razón que las llevó a realizarse un aborto fue la falta de recursos económicos.