Nuevos datos de la Agencia Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés) muestran que de 2 mil 700 pruebas que han realizado en el sistema penitenciario federal, casi 2 mil han dado positivo.
A pesar de que funcionarios estadounidenses enfatizaron que las tasas de infección y mortalidad dentro de las cárceles son más bajas que en el exterior, las políticas de comunicación de la BOP están dejando a las familias en la oscuridad respecto al estado de sus seres queridos.
También puedes leer: Trump amenaza a China con nuevos aranceles por coronavirus
Así le ocurrió a Michael Fleming, quien nunca pudo despedirse de su padre. Ni siquiera sabía que él era portador del coronavirus y que, días antes de morir en la prisión federal en donde estaba, tuvo que utilizar un ventilador para respirar.
El padre de Fleming, llamado Michael, estuvo preso en FCI Terminal Island, en Los Ángeles, y falleció el 19 de abril.
Al menos la mitad de los reclusos en dicha prisión dio positivo al coronavirus, lo que la hace el principal epicentro del brote en el sistema penitenciario federal.
Pero el hijo no supo la condición de su padre hasta el día que éste murió. Un empleado de la prisión les preguntó si querían que el cuerpo fuera incinerado.
La agencia nunca notificó a la familia de Fleming que Michael fue llevado a un hospital.
La respuesta de la BOP al creciente número de casos de coronavirus en las cárceles llevó a defensores y legisladores, a cuestionarse si la agencia está haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad de los casi 150 mil reclusos que están encarcelados en instalaciones federales.
Discreción para notificar
De acuerdo con la política de la BOP, la agencia tiene que notificar “puntualmente” a las familias de los reclusos que tienen enfermedades graves.
Pero la agencia, que admitió que la familia de Fleming no fue notificada inicialmente, tiene “discreción para hacer las notificaciones”, según una portavoz.
Los funcionarios de las prisiones dicen que están haciendo lo mejor que pueden dada la circunstancia. Además, aseguran que están siguiendo las pautas establecidas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
“Estamos haciendo lo correcto para administrar a nuestra población y mantenerla lo más seguro posible", dijo Kathy Hawk, asesora principal de la BOP que anteriormente dirigió la agencia en dos ocasiones.
Hasta el miércoles, 31 reclusos, incluido Fleming, habían muerto por el coronavirus en las instituciones penitenciarias federales desde fines de marzo. Cerca de 600 se han recuperado.