Miles de trabajadores de las procesadoras de carne han contraído coronavirus en Estados Unidos, un sector donde aproximadamente laboran 175 mil migrantes.
Guadalupe Páez, de 62 años, difícilmente vuelva a trabajar en la limpieza del ganado en la planta JBS Packerland de Green Bay, Wisconsin, tras ser hospitalizada por Covid-19.
Dice que se siente débil y teme volver a enfermarse, según su hija Dora Flores. Páez inmigró desde México en la década de 1980, con visa de trabajadora temporal, y ahora tiene permiso de residencia.
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Históricamente, estas plantas dependen en buena medida de trabajadores extranjeros, quienes desempeñan algunas de las tareas más peligrosas que hay.
En la actualidad las procesadoras tienen la quinta concentración más alta de refugiados, de acuerdo con el Instituto de Políticas Fiscales, una agrupación sin fines de lucro.
Su situación laboral en las procesadoras de carne
Los migrantes representan el 40% de los 470 mil empleados en estas plantas. Hay grandes concentraciones de extranjeros en estados como Dakota del Sur, donde son el 58% de la fuerza laboral.
En Nebraska, representan el 66%, según al Instituto de Políticas Migratorias. Se calcula que aproximadamente el 14% de la fuerza laboral de algunas plantas procesadoras de carne son migrantes sin permiso de residencia.
El sueldo promedio es de 12.50 dólares la hora. Los trabajadores desempeñan tareas agotadoras, a menudo con estrecho contacto físico. Con frecuencia, los empleados no se quejan por temor a ser deportados.
Cuando se ordenó el cierre de varias plantas por la crisis del Covid-19, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump las catalogó como un sector esencial.
El Instituto Norteamericano de la Carne calcula que la mayoría de las plantas están trabajando el 70% de su capacidad. Sin embargo, los trabajadores corren altos riesgos de contagio.
Con información de AP