EFE.- El tercer día de protestas raciales en Louisville, Kentucky, transcurrió de manera pacífica, aunque los manifestantes aseguran que mantendrán su presión para que la ciudad no pueda salir del estado de emergencia hasta que se anuncien cambios por la muerte de la afroamericana Breonna Taylor a manos de agentes que han sido exonerados.
Cientos de personas volvieron a marchar en la calles de la ciudad sin que se registraran altercados reseñables, mientras que los familiares de Taylor pidieron que el fiscal general del estado, Daniel Cameron, revele el contenido de las deliberaciones del jurado investigador que determinó el miércoles que la actuación de los tres agentes de policía implicados en su muerte en marzo estaba “justificada”.
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Breonna Taylor, una operaria de emergencias médicas de 26 años, murió en marzo en Louisville por los disparos de un grupo de policías que, de noche y vestidos de ciudadanos, irrumpieron en su casa durante una operación antidroga y mientras ella estaba en cama.
Según varios testigos, los agentes entraron por la fuerza, sin identificarse, y respondieron con un tiroteo indiscriminado después de que Kenneth Walker, novio de Taylor, les disparara pensando que eran intrusos. En la vivienda no se encontraron drogas y el registro se basaba exclusivamente en la relación de Taylor con un exnovio.
Tras meses de retrasos y en parte debido a las protestas, Cameron decidió que solo imputaría por imprudencia temeraria a un exagente que participó en el registro, Brett Hankison, mientras que otros dos no fueron acusados de nada.
"La ley no es para los afroamericanos"
“He sido fiscal y abogada durante muchos años en esta ciudad y en ningún momento he visto que se pueda arg\u00fcir defensa propia en la muerte de un tercero”, explicó este viernes en rueda de prensa Lonita Baker, representante legal de la familia de Breonna Taylor.
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El principal abogado de familia, Ben Crump, pidió que se publique la transcripción de las deliberaciones del jurado investigador por temor a que el propio fiscal, una estrella en alza del Partido Republicano en Kentucky, diera prioridad a ciertos hechos para obtener un resultado favorable a los agentes.
Tamika Palmer, madre de Breonna Taylor, se sobrepuso al dolor y a su rechazo a las cámaras para leer a través de su hermana, Bianca Palmer, un comunicado: “me queda claro que no podemos tener fe en el sistema legal, en la policía o en la ley. No están hechas para proteger a los afroamericanos“.
La frustración de los afroamericanos
La ira de los afroamericanos en Louisville, una ciudad partida en dos con una mayoría afroamericana al oeste y otra blanca al este, no se ha calmado y este viernes alrededor de un centenar se refugiaron de nuevo en una iglesia unitaria para así esquivar el toque de queda que comenzaba a las 9 de la noche.
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“No hemos conseguido que se imputara a nadie porque no les importamos nada, pero eso se va a acabar. Los afroamericanos se están empezando a despertar. Pero si se acercan a nosotros con odio nosotros les responderemos con odio”, explicaba Keisha Philips desde el aparcamiento de la iglesia en la que se refugiaron.
En opinión de Crump, que ha obtenido una indemnización de 12 millones de dólares para la familia del ayuntamiento de la ciudad, la decisión de no imputar a ninguno de los tres policías por asesinato o en relación directa con la muerte de Taylor es una muestra de “un patrón de claro desprecio y marginalización de los afroamericanos, especialmente de las mujeres afroamericanas“.
La presión de las calles tras la falta de imputaciones anunciada el miércoles ha conseguido pocos progresos: un compromiso del alcalde de la ciudad, el demócrata Greg Fischer, de promover una reforma policial y la publicación de algunas de las partes del sumario por la muerte de Taylor, cerradas bajo llave durante meses.
El informe forense de la muerte de Taylor revelado este viernes detalla que la madrugada del 13 de marzo, cuando la joven descansaba de varias jornadas nocturnas de trabajo en urgencias en plena llegada de la pandemia de la Covid-19, seis balas impactaron en su cuerpo. La bala mortal impactó en su corazón y fue disparada por el detective Myles Cosgrove, aún en activo.