EFE.- Activistas colocaron este miércoles frente al Congreso de Estados Unidos 400 pancartas verdes para reclamar una reforma migratoria y la regularización de los casi 400 mil migrantes que viven en el país con un permiso temporal llamado Estatus de Protección Permanente (TPS).
Las pancartas son de color verde porque quieren imitar las “tarjetas verdes” (green cards) que Estados Unidos concede a los migrantes que han accedido a la residencia permanente y que disfrutan de una mayor seguridad que quienes son indocumentados o tiene un permiso de estancia temporal.
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“Estamos reclamando una residencia permanente, tarjetas verdes, que den estabilidad a los migrantes y a sus familias”, explicó a Efe Patrice Lawrence, codirectora de la “UndocuBlack Network“, una organización que aboga por los derechos de los migrantes afroamericanos.
Lawrence, de 32 años, nació en Jamaica y ella misma es indocumentada, por lo que se siente especialmente afectada por esta causa.
Ella fue una de las organizadoras del acto reivindicativo en el que, además de fijar las “tarjetas verdes” en la hierba, los activistas montaron un atril por el que fueron pasando beneficiarios del TPS de diferentes nacionalidades para narrar su historia.
Entre ellos, había un nepalí que regenta una tienda y que contó que hace 20 años que no ve a su esposa porque ella se quedó en Nepal y él no ha podido salir de Estados Unidos.
El TPS es un permiso temporal que Washington otorga desde 1990 a los migrantes de naciones golpeadas por conflictos bélicos o desastres naturales y que les permite vivir y trabajar en Estados Unidos, pero para viajar al exterior sus beneficiarios necesitan solicitar un permiso especial.
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Los demócratas, que controlan actualmente las dos cámaras del Congreso y la Casa Blanca, quieren incluir a los beneficiarios del TPS en una gran reforma migratoria.
Además, quieren regularizar a otros tres grupos que no tienen papeles: los “soñadores” (dreamers)que llegaron de manera irregular a Estados Unidos cuando eran niños, los trabajadores del campo y aquellos considerados como trabajadores esenciales durante la pandemia, como el personal médico.
Los republicanos han prometido bloquear esa reforma migratoria, así que los demócratas decidieron incluirla en un plan de gasto social que engloba todas las grandes iniciativas del presidente estadounidense, Joe Biden, y que quieren aprobar en solitario usando un mecanismo excepcional llamado “reconciliación“.
Sin embargo, para poder usar esa maniobra, necesitan el visto bueno de la conocida como “parlamentaria” del Senado, Elizabeth MacDonough, que actúa como árbitro no partidista en lo que respecta a las reglas del Senado.
MacDonough ya ha tumbado dos intentos de los demócratas para sacar adelante su reforma migratoria, por lo que este miércoles Lawrence y el resto de activistas pidieron a los demócratas que la ignoren.
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“Que no pongan más excusas”, espetó Lawrence, quien también tuvo palabras muy duras contra el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
“Creo que Biden no está haciendo suficiente. Debería estar ahora mismo reuniendo los votos de todos los miembros de su partido y debería salir y decir de manera contundente que apoya el acceso a la ciudadanía de todos los individuos, que apoya las tarjetas verdes”, manifestó la activista.
Por su parte, los demócratas del Senado aseguran que la lucha por la reforma migratoria no ha terminado y que siguen comprometidos con esa causa.
En concreto, quieren presentar una nueva propuesta a MacDonough en las próximas semanas y están decididos a encontrar una solución migratoria, ya sea con el acceso a la ciudadanía o con algún tipo de arreglo más temporal, dijo a Efe este miércoles una fuente familiarizada con las discusiones internas.
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El Congreso lleva 35 años sin aprobar una ley que permita acceder a la ciudadanía a un gran grupo de migrantes.
La última vez fue en 1986, cuando el entonces presidente, Ronald Reagan, firmó una ley que permitió regularizar a tres millones de migrantes en situación irregular.