EFE.- Los icónicos taxis amarillos de Nueva York se encuentran asfixiados por las deudas y por la competencia desleal de Uber y otras plataformas de alquiler, y tras el suicidio de nueve compañeros en los últimos años, han emprendido una protesta, con huelgas de hambre incluida, para forzar a la ciudad a reducir sus cargas económicas.
Hace ocho días que choferes de estos taxis, tan vinculados a la imagen de Nueva York como la Estatua de la Libertad, dieron el paso extremo de no comer y dormir en sus vehículos, a unos metros del Ayuntamiento, a la espera de que el alcalde Bill de Blasio acepte su propuesta para reducir la deuda, que para algunos puede ser de más de 700 mil dólares por su licencia de taxi.
Te podría interesar: Morir en una prisión de Nueva York, la nueva pena de muerte
El anterior alcalde, Michael Bloomberg, decidió aumentar el número de “medallones” -como se conoce a estas licencias por su aspecto-, que hasta entonces habían costado entre 110 mil y 140 mil dólares, y convocó varias subastas ad hoc, en las que se infló el precio de las licencias creando una burbuja.
Bloomberg decía que era como “comprar un pedacito de la Gran Manzana”, lo que para los taxistas, un sector dominado por los extranjeros -y de ellos, el 40% son asiáticos- representaba “la oportunidad de vivir el sueño americano”, comentó a Efe Víctor Salazar, un ecuatoriano con tres décadas al volante y una deuda de 300 mil dólares.
Y mientras la deuda por el “medallón” subía, la entrada de Uber, Lyft y otras plataformas de alquiler de coches a lo largo de la pasada década puso las cosas más difíciles: inundaron las calles con sus nuevos permisos, redujeron las ganancias de los choferes “clásicos” y devaluaron el valor de los “medallones”.
Al llegar la pandemia, Víctor Salazar no pudo continuar pagando su “medallón” -su deuda era de unos 2 mil dólares mensuales, sin contar la gasolina y el seguro del coche-, y lo perdió. Hay muchos otros casos como del de Salazar.
También lee: Médicos de Nueva York logran el primer trasplante de riñón de cerdo a un humano
Quadratullah Saberry, afgano, ha conducido durante tres décadas y a sus 70 años adeuda todavía 300 mil dólares, así que se ha declarado en huelga de hambre: “Tengo presión alta y diabetes, y si no como regularmente probablemente me derrumbe, pero asumo el riesgo. Nueve choferes han muerto”, recuerda.
Los taxistas han propuesto que la ciudad, a la que pertenece la Comisión de Taxis y Limusinas que regula el sector, salga garante de los préstamos, que se reestructurarían a un monto principal de no más de 145 mil dólares, con pagos mensuales de 800 dólares.
La propuesta de los taxistas cuenta con el respaldo de la delegación de Nueva York en el Congreso, entre ellos el líder demócrata en el Senado federal Chuck Schumer, que junto con Alexandria Ocasio-Cortez ha enviado una carta a De Blasio pidiendo el apoyo de la ciudad para los trabajadores del volante.