EFE.- Los latinos con comportamientos poco saludables debido al estrés crónico, como tomar alcohol o comer comida chatarra en exceso, mostraron menos riesgo de síntomas depresivos elevados, según un nuevo estudio.
Para llegar a esta conclusión, los autores del informe, publicado por la revista digital SSM-Population Health en su edición de diciembre, analizaron los comportamientos poco saludables, los síntomas depresivos elevados y la “carga alostática”, como se conoce al desgaste que el organismo sufre frente a factores externos.
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En el estudio participaron 11 mil 623 latinos y se analizaron sus comportamientos no saludables como el tabaquismo, el consumo excesivo/compulsivo de bebida, la conducta sedentaria y la mala calidad de la dieta.
En general, los autores del estudio señalaron que una mayor carga alostática se asoció con mayores probabilidades de síntomas depresivos elevados, aunque esa relación disminuía entre los individuos con un índice de comportamiento no saludable. Sin embargo, apuntaron que los latinos reaccionan al estrés de manera diferente según su procedencia.
De los mexicanos que participaron, la relación entre comportamientos poco saludables y un menor riesgo de depresión se vio más acentuada, mientras que los puertorriqueños mostraron ser una población con un “riesgo particular de presentar síntomas depresivos elevados, comportamientos poco saludables y estrés acumulativo”, todo al mismo tiempo.
Se consideró tabaquismo en los casos donde los participantes informaron fumar a diario o regularmente.
El consumo excesivo de alcohol se tasó en 14 bebidas por semana de promedio en hombres menores de 65 años y de 7 para todas las mujeres y hombres mayores de 65 años.
Como conducta sedentaria se consideró los cero minutos por semana de actividad moderada o vigorosa relacionada con el trabajo, el transporte o la recreación.
Los participantes de la muestra residían en las comunidades de El Bronx, en Nueva York, Chicago (Illinois), Miami (Florida) y San Diego (California), y aproximadamente el 60 % de las personas analizadas tenían más de 44 años.
El estudio recibió apoyo del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) y el Instituto Nacional de Salud y Disparidades de Salud de las Minorías (NIMHD) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH).