AP.- Anita Hill educó a una nación sobre cómo abordar acoso sexual en el trabajo en 1991, con un testimonio tranquilo y deliberado contra Clarence Thomas. Hoy, 30 años después, habla en el mismo tono mesurado, evitando declaraciones dramáticas -especialmente de victoria- y sonando más como la académica de voz suave que es y no tanto como activista.
Después de que el gobernador Andrew Cuomo anunció su renuncia esta semana, Hill estaba lo suficientemente segura para hacer esta afirmación: "Hemos avanzado. La conversación ya es otra. El #MeToo lo logró”.
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A Hill se le unieron varias figuras destacadas relacionadas con el #MeToo, movimiento lanzado en 2017 para revelar las conductas de abuso y acoso del magnate de Hollywood, Harvey Weinstein.
“Cuando tienes a millones de personas hablando de sus experiencias y entendiendo que no están solas, creo que eso envía un mensaje al público estadounidense de que tenemos que dejar de negar estos problemas”, comentó Hill en una entrevista después de el gobernador de Nueva York dijo el martes que renunciaría en dos semanas, en medio de una serie de acusaciones contra él por el delito de acoso sexual.
"Había demasiadas voces y demasiadas experiencias para que dijéramos colectivamente que esto no sucede. Así que creo que ese era el papel que tenía que desempeñar #MeToo para que pudiéramos llegar a donde estamos hoy”.
Para la abogada Debra Katz, quien ha representado a mujeres que acusan a hombres poderosos de conducta sexual inapropiada durante cuatro décadas (como Christine Blasey Ford, quien acusó al juez de la Corte Suprema Brett Kavanaugh, y Charlotte Bennett, una de las primeras acusadoras de Cuomo), la renuncia significa “un momento importante de ajuste de cuentas” para un movimiento que ha entrado y salido del centro de atención en los últimos dos años.
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Apenas el mes pasado, a muchos les preocupaba que ver al comediante Bill Cosby fuera de prisión, después de que se le revocara su condena por un tecnicismo, tuviera un efecto paralizante en el movimiento.
Katz asegura que lo que pasó con Andrew Cuomo simplemente nunca habría sucedido antes de #MeToo. Ella notó específicamente el efecto dominó de una acusadora, Lindsey Boylan. Ella fue la primera denunciante. Luego surgieron otras como Bennett, inspiradas por el coraje luego de que mucha gente las desacreditara.
"Lo que tenías eran mujeres apoyándose unas a otras", dijo Katz.
El momento más crucial fue cuando hace unos meses llamaron a una investigación exhaustiva sobre el comportamiento de Cuomo. La Fiscalía estatal de Nueva York, al final, recopiló las denuncias de 11 mujeres contra el gobernador Cuomo.
“Eso es algo que nunca habíamos visto antes”, sostuvo Hill.
"Creo que fue un modelo de cómo podemos avanzar y abordar estos problemas, ya sea en el gobierno o en las corporaciones o en el sistema legal", dijo.
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Cuomo y sus abogados han atacado el informe de la Fiscalía de Nueva York, pues aseguran que pasa por alto varias “lagunas”, omite hechos a su favor y acepta acusaciones sin fundamento. Si bien reconoció que algunos de los incidentes con mujeres ocurrieron, dijo que no se dio cuenta de que estaba incomodando a nadie y negó la acusación más grave que enfrentó: que le tocó el seno de una asistente.
Tarana Burke, la activista que dio nombre a #MeToo, señaló que a muchos les había molestado el hecho de que Cuomo, quien se presentaba como un fuerte aliado del movimiento, fuera acusado de comportamientos de acoso al mismo tiempo. Sin embargo, recordó que es importante no centrarse en los acusados, sino en las denunciantes y su creciente valentía al presentarse.
"El hecho de que él hiciera esto me permite saber que el poder es simplemente insidioso", dijo sobre Cuomo. "No sé cuánto avancemos en este tema. Pero estamos avanzando en otro tema donde las mujeres están avanzando. Y creo que es una gran victoria”.
"Creo que es muy importante mirar a estas jóvenes. Este es un movimiento que tiene que mantenerse joven y fresco. Cuando la gente piensa en #MeToo, quiero que piensen en estudiantes universitarias de 22 años, chicas que piensan más profundo, más brillante y más valiente que yo”.
Burke ha dicho durante mucho tiempo que es peligroso ver cada caso como una victoria o una derrota porque la satisfacción con uno puede convertirse fácilmente en decepción con el siguiente, como cuando Cosby fue liberado. Sin embargo, comentó que estaría mintiendo si no sintiera una intensa satisfacción cuando escuchó, por teléfono, que el gobernador de Nueva York había decidido renunciar.
"De hecho, maldije, lo que trato de no hacer frente a mi mamá, pero estaba emocionada", dijo. "Y mi emoción se trataba de: ¿Te imaginas lo increíble que deben sentirse estas 11 mujeres cuyas vidas podrían haber sido completamente destruidas? Estas mujeres podrían haber sido silenciadas, anuladas y cosas peores. Así que me siento muy bien por ellas, que tienen una cierta sensación de alivio y responsabilidad”.