AP.- Luego de que salió de la Casa Blanca tras ser derrotado electoralmente el año pasado, Donald Trump ha coqueteado con su postulación a una tercera campaña por la presidencia. Pero en la semana desde que declaró su candidatura oficialmente, el exmandatario ha mantenido una actitud discreta, algo inusual en él.
No ha habido un arranque masivo de su campaña en un estadio, algo notable para alguien que ha hecho de esos eventos una característica de su vida pública. Su cuenta en Twitter recién rehabilitada, que ayudó a impulsar su ascenso político hace casi una década, permanece en silencio ante sus más de 87 millones de seguidores.
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No ha anunciado planes para visitar los estados cruciales donde se llevan a cabo votaciones adelantadas que darán forma a la contienda por la nominación republicana, ni ha ofrecido una serie de entrevistas de gran resonancia. De hecho, desde que pronunció el discurso en el que hizo su anuncio, Trump no ha llevado a cabo ningún evento público.
"El hecho de que no tenga un calendario hace que uno se pregunte si realmente se está postulando o si esto es sólo una oportunidad para desarrollar negocios o algo para distraer de la actividad del Departamento de Justicia", dijo el veterano estratega republicano Scott Reed, refiriéndose a las investigaciones de ese departamento en torno a la manera en que Trump manejó documentos secretos y sus intentos por revocar los resultados de los comicios de 2020, que se prevé se intensifiquen en las próximas semanas.
Trump nunca había ejercido un cargo público antes de ser elegido presidente en 2016, ni ha valorado nunca la cadencia ni la organización que suelen tener las campañas tradicionales. Y varios asesores hicieron notar que el exmandatario, que hizo su anuncio en una fecha inusualmente anticipada y una semana antes del feriado del Día de Acción de Gracias, no quiere quitarle atención a la segunda vuelta electoral por el escaño de Georgia en el Senado, la cual se llevará a cabo el 6 de diciembre, con la cual concluirán las elecciones intermedias de este año. Los asesores, que insistieron en guardar al anonimato para poder hablar sobre estrategias de campaña, dijeron que Trump acelerará pronto sus actividades electorales.
Pero el arranque discreto de la campaña refleja la naturaleza apresurada y caótica de su anuncio, efectuada mientras los votos de los comicios de mitad de período aún estaban siendo contados e incluso luego de que algunos de sus asesores y aliados más cercanos lo habían exhortado a que postergara su anuncio hasta que concluyera la segunda vuelta de Georgia. También llega en un momento de especial vulnerabilidad política para Trump.
El expresidente ha pasado sus años posteriores a la Casa Blanca posicionándose como el líder indiscutible del partido republicano, pero ahora enfrenta acaloradas críticas dentro del partido por contribuir a un desempeño decepcionante en los comicios intermedios de este mes. Y otros republicanos están coqueteando abiertamente con sus propias postulaciones a la presidencia, dejando en claro que no se harán a un lado para que Trump sea nominado.
Mientras tanto, la presión jurídica sobre el expresidente está intensificándose. El procurador general Merrick Garland nombró a un fiscal especial la semana pasada para que supervise la investigación del Departamento de Justicia de documentos secretos recuperados del club Mar-a-Lago de Trump en Palm Beach, Florida, así como aspectos clave de una pesquisa por separado que involucra la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio federal y los intentos por revocar los resultados de los comicios de 2020.
Y apenas este martes, la Corte Suprema dio su visto bueno a la inminente entrega de las declaraciones fiscales de Trump a una comisión legislativa tras una disputa jurídica de tres años.