EFE.- El Departamento de Justicia de Estados Unidos apeló este martes la sentencia dictada el pasado abril por una jueza federal de Florida que invalidó el uso de cubrebocas a bordo de aviones y otros medios de transporte público, informaron medios locales.
En su solicitud para revertir la sentencia, el Departamento argumenta que la decisión tomada en enero de 2021 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) y que obligaba a los usuarios de los medios de transporte a llevar cubrebocas estaba dentro de sus prerrogativas.
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La jueza Kathryn Kimball Mizelle, nominada por el expresidente Donald Trump para la corte de distrito en Tampa (Florida), consideró el pasado 18 de abril que la orden de los CDC excedía “la autoridad legal” de esta agencia nacional de salud pública de Estados Unidos.
En la apelación, recogida en parte por el canal CNN, la agencia asegura “que es difícil imaginar un medio más directo de controlar la expansión de una enfermedad contagiosa que una medida que atrapa las partículas infecciosas para evitar su propagación”.
A pesar de su anulación, los CDC han seguido recomendando el uso de cubrebocas en los transportes públicos, aunque como aseguró el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, un día después de conocerse la sentencia de Mizelle, desde entonces es solo una decisión de los viajeros si cubrirse o no la boca y la nariz en los viajes.
A finales de abril el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que apelará un fallo judicial que ha anulado la orden de llevar cubrebocas en los transportes públicos en el país, con el objetivo de restaurar esa medida.
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El portavoz del Departamento, Anthony Coley, anunció en un tuit que esa agencia recurrirá el caso ante la corte de apelaciones del Undécimo Circuito, con sede en Atlanta (Georgia) y de mayoría conservadora.
La decisión judicial ha generado júbilo entre muchos estadounidenses, pero también ansiedad para quienes están preocupados por el impacto en personas vulnerables o inmunodeprimidas de la pandemia de Covid-19, que todavía mata a unas 425 personas al día en Estados Unidos.