(EFE).- Este martes fue una jornada importante para SpaceX y su proyecto Starship, el mayor cohete espacial jamás construido, que logró finalizar con éxito su sexta prueba, aunque todas las miradas estuvieron también puestas en el público que la presenció: el magnate Elon Musk y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Primero estuvieron en la sala de control y luego lo vieron desde el exterior de Starbase, la base ubicada en Boca Chica, Texas, cerca a la frontera con México.
Protegiéndose del sol con una gorra roja con el tradicional eslógan 'Make América Great Again' (Haz América grande de nuevo), Trump divisó el viaje del cohete más grande construido hasta la fecha, que aterrizó sobre el océano índico sobre las 17:00 hora local (23:00 GMT), una hora después de su lanzamiento.
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El Starship aterrizó intacto, a pesar de haber perdido parte del material protector que recubría al cohete durante el descenso.
Tras el lanzamiento, Musk, dueño de SpaceX, se acercó al futuro presidente a explicarle, mirando al cielo, algunos de los detalles de la prueba.
"Me dirijo al Gran Estado de Texas para ver el lanzamiento del objeto más grande jamás lanzado, no solo al espacio, sino simplemente despegando del suelo. ¡Buena suerte a Elon Musk y a los Grandes Patriotas involucrados en este increíble proyecto!", apuntaba unas horas antes el expresidente (2017-2021) republicano.
Ya en la campaña, pero especialmente tras la victoria del exgobernante, Trump y Musk se han vuelto inseparables. Y con esta foto conjunta en el epicentro del SpaceX de Musk buscan reforzar la imagen de innovación y futuro que quiere proyectar el futuro Gobierno del republicano, que lleva días protagonizando titulares por polémicos o mediáticos nombramientos como el del dueño de Tesla.
Un ejecutivo que comenzará a operar a partir del 20 de enero, cuando Trump asuma como presidente y tome el testigo del demócrata Joe Biden, y que contará con Musk como encargado del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés).
Un lanzamiento exitoso
A diferencia del quinto lanzamiento, en esta ocasión los ingenieros de SpaceX decidieron no intentar recuperar el cohete propulsor de la nave -conocido en inglés como 'Super Heavy'- sino que lo dejaron caer sobre el golfo de México.
Los ingenieros de la compañía aún no han explicado por qué se dio esta diferencia entre este lanzamiento y el anterior, y en las imágenes transmitidas en vivo se observó cómo el propulsor cayó lentamente sobre el océano, provocando una nube de humo al tocar el agua.
En la quinta misión de prueba, efectuada el pasado 13 de octubre, el 'Super Heavy' fue capturado en una plataforma, con la ayuda de una grúa llamada 'chopsticks' (palillos) para facilitar su descenso.
El sueño loco de Musk: habitar la Luna y Marte
El Starship quiere convertirse en el primer servicio privado que llegue a la Luna y Marte y establezca presencias permanentes y colonias en esos planetas, una visión considerada viable por Musk.
De lograr las certificaciones de la NASA, Starship formará parte de la misión Artemis III, la primera en más de medio siglo que devolverá una tripulación a la superficie lunar y que está prevista para 2026.
Varios grupos ambientalistas han criticado los lanzamientos del Starship desde Bocachica, al igual que la actividad de SpaceX en la región, dada la cercanía a un parque nacional y refugio de vida silvestre donde habitan varias especies en vía de extinción.
En julio de este año, un puñado de organizaciones en defensa del medio ambiente pidieron al Gobierno federal que prohibiera los lanzamientos de cohetes de SpaceX y acusaron a las agencias federales de no haber evaluado adecuadamente el impacto ambiental de la empresa de Musk.
El multimillonario, quien dio apoyo financiero y político a la candidatura del futuro presidente Trump, se ha posicionado en contra de las agencias regulatorias del Gobierno y liderará una iniciativa –encargada por el republicano- para acabar con la "burocracia" federal en el mencionado nuevo departamento de DOGE.