EFE.- El expresidente estadounidense Donald Trump ha apostado por un discurso de tono pausado, talante "amistoso" en términos geopolíticos y un contenido profundamente enfocado a la economía en un momento crucial para el devenir de las elecciones de noviembre.
"Harris es comunista, destruye todo lo que toca. Si toma posesión, sus finanzas se resentirán. La inflación será nuestra prioridad desde el primer día", dijo Trump este jueves en el primer minuto de una rueda de prensa desde su club de golf privado en Bedminster, Nueva Jersey.
Las últimas encuestas constatan que, desde que el Partido Demócrata nombró a la vicepresidenta Kamala Harris como su candidata a los comicios presidenciales, el apoyo al exmandatario ha caído y la notable ventaja que le distanciaba de Joe Biden casi se ha esfumado.
La última actualización de la media de encuestas de FiveThirtyEight, realizada hoy mismo, otorga a Harris aproximadamente 46.4% de los sufragios a nivel nacional, frente a 43.4% de Trump.
Desde el mismo club de golf en el que se refugió tras su intento de asesinato del mes pasado, Trump compareció flanqueado por cuatro estantes con productos alimenticios básicos y varias decenas de seguidores que aplaudían con entusiasmo sus proclamas.
"Teníamos hipotecas a 2% y ahora están a 10%. Cada mes, la inflación le cuesta miles de dólares a los estadounidenses. Sólo en comida están pagando 148 dólares cada mes", aseguró el candidato republicano entre latas de tomate Campbell's, cereales Cheerios y carne envasada.
Trump calificó como "el crac de Kamala" la jornada negra para las bolsas internacionales del pasado 5 de agosto, pero una vez estabilizado el mercado, no pudo reciclar el argumento y se limitó a calificar su hipotética gestión financiera como "un desastre para Estados Unidos".
Además, la migración volvió a ser el origen de los principales males de Estados Unidos en un argumento trillado ya para Trump, que aseveró que "mientras esto ocurre, millones de personas cruzan la frontera y ni siquiera sabemos quiénes son".
"Criminales, violadores y gente con problemas mentales", repitió el expresidente, alegando que muchos de ellos vienen de Latinoamérica.
Un "plan de Maduro" para transformar Estados Unidos
A esta región, y más concretamente a Venezuela, se refirió Trump al afirmar que si Kamala Harris llega a la Casa Blanca aplicará lo que él denominó el "Plan Maduro" para imponer políticas económicas "de Venezuela o la Unión Soviética" en Estados Unidos "con nefastas consecuencias".
No fue la única nación extranjera a la que aludió el magnate: dijo que será "amistoso" con Irán si vuelve al Salón Oval y reiteró que durante su mandato no hubo un conflicto abierto en la Franja de Gaza o una guerra en Ucrania porque la comunidad internacional lo "respetaba".
"No quiero portarme mal con Irán. Vamos a ser amistosos (...) Espero que seamos amistosos, pero no pueden tener un arma nuclear porque una vez que la tengan, es un mundo totalmente diferente", indicó.
Poco después, expuso que en su reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en julio le instó a poner fin a la guerra en Gaza, corroborando además que no ha tenido ninguna conversación reciente con este.
"Lo alenté a terminar con esto. Tiene que acabarse rápido. Obtén tu victoria y termínalo. La matanza tiene que parar", amplió, sobre el encuentro que mantuvieron el pasado 26 de julio en su mansión de Mar-a-Lago, Florida.
Una impostada sensación de superioridad
Trump trató de transmitir tranquilidad y confianza en vencer a Harris, algo que dijo será "más fácil que derrotar a Biden" pero que no concuerda con el nerviosismo y la manera de proceder de su campaña los últimos días.
La ambigua etiqueta de "raro" sobre su compañero de fórmula JD Vance ha sido una de las losas que ha caído con mayor peso, a lo que hoy Trump respondió que la bancada demócrata es "radical" y está "enferma".
"Es un gran estudiante de Yale, un hombre hecho a sí mismo. No sé lo que es ser raro para ellos", apostilló.
Trump se prodigó durante hora y media y después admitió varias preguntas de la prensa, en la misma jornada en que Harris hizo su primera aparición pública conjunta con Joe Biden desde que este le cediera el testigo, celebrando una medida de control de precios para pacientes del sistema de salud Medicare.