Ernesto Cardenal, el poeta y sacerdote católico romano que se convirtió en un símbolo revolucionario de Nicaragua, y cuya suspensión del clérigo duró más de tres décadas, falleció este domingo a los 95 años.
El autor de obras como Epigramas y El Evangelio en Solentiname fue uno de los poetas más importantes y reconocidos en la historia de Nicaragua.
"Nuestro querido poeta comenzó el proceso de integración con el universo, con la mayor intimidad con Dios", señaló Luz Marina Acosta, su asistente personal. El nicarag\u00fcense había sido hospitalizado en Managua hace un par de días por un problema cardiaco.
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Cardenal recibió varios reconocimientos por su trabajo a lo largo de su vida. Entre ellos, el premio de poesía Reina Sofía que se le otorgó en el 2012, y el Premio de la Paz del Comercio Alemán del Libro en 1980.
Un sacerdote como símbolo revolucionario
Tras convertirse en sacerdote, Cardenal se unió al movimiento izquierdista Teología de la Liberación; este se extendió por América Latina durante la década de 1960.
Más tarde fundó una comunidad de campesinos, poetas y pintores que llegó a simbolizar la oposición artística a la dictadura de Anastasio Somoza, derrocado en 1979 por los rebeldes sandinistas.
El poeta apoyó activamente la revolución, y llegó incluso a desempeñarse como ministro de cultura en el primer gobierno del exguerrillero sandinista Daniel Ortega. Esto hizo que se enfrentara al entonces Papa Juan Pablo II, pues el obispo sostenía firmemente que los clérigos no debían de ocupar cargos políticos.
El pontífice además se declaraba anticomunista, por lo que se oponía también a partes de la Teología de la Liberación.
El pontífice reprende a Cardenal
En 1983, Juan Pablo II regañó públicamente a Ernesto Cardenal durante su visita a Managua. Cuando el poeta se arrodilló frente al Papa y quiso besar su mano, el pontífice la retiró y lo señaló con el dedo. "Deberías arreglar tu situación", le dijo al nicarag\u00fcense.
Ese mismo año, Juan Pablo II suspendió a Cardenal del sacerdocio.
No fue hasta hace poco que el actual pontífice Francisco levantó la suspensión.