EFE.- Una regresión autoritaria que se expande por Centroamérica como una enfermedad contagiosa y la persecución contra el periodista guatemalteco José Rubén Zamora Marroquín marcaron este sábado en Bogotá la tónica del segundo día del XI Festival Gabo, que reivindica el valor del oficio de informar frente a las amenazas que enfrentan quienes cuentan la verdad.
“Es un caso absurdo, insensato y difícil de entender, pero es muy claro de dónde viene”, lamentó José Carlos Zamora, hijo del periodista encarcelado, quien defendió que su padre y sus compañeros “rompieron paradigmas y empezaron a hacer un periodismo que no se hacía en Gautemala, el periodismo investigativo”.
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Para Zamora, el gobierno guatemalteco tuvo tres objetivos para detener a su padre: “Castigarlo a él personalmente porque les parece muy molesto que lleve años persiguiéndolos”, también “cerrar ‘elPeriódico‘” y, por último, “mandar un mensaje a todos los periodistas de que hacer periodismo es un crimen”.
Zamora Marroquín, fundador en 1990 del diario Siglo Veintiuno y posteriormente de “elPeriódico”, fue arrestado el 29 de julio de 2022 en un operativo policial que irrumpió en su residencia.
De manera simultánea fue allanada la sede de “elPeriódico” y embargadas sus cuentas bancarias. El pasado 14 de junio, el periodista fue condenado a seis años de prisión en un juicio lleno de irregularidades y ampliamente criticado por asociaciones de defensa de la libertad de prensa y de derechos humanos.
Su caso ha logrado que periodistas de todo el mundo, pero sobre todo iberoamericanos, estén “más unidos que nunca denunciando lo que estos regímenes corruptos quieren esconder”.
José Carlos Zamora subió al escenario del auditorio del colegio Gimnasio Moderno de Bogotá para participar en una charla junto a otros periodistas centroamericanos, entre ellos el nicarag\u00fcense Carlos Fernando Chamorro, fundador de El Confidencial, que está exiliado después de haber sido perseguido por el gobierno de Daniel Ortega.
“Hoy en Nicaragua hay una criminalización total del periodismo y la libertad de expresión”, lamentó Chamorro, quien consideró que el caso de Zamora es “esencialmente un caso político para mandar un mensaje”.
Y no solo Nicaragua y Guatemala, recordaron los periodistas, también El Salvador, Honduras o México están adoptando prácticas represivas contra los periodistas. Precisamente el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo fue este año para la hondureña Jennifer Ávila, fundadora de Contracorriente y defensora del periodismo libre en su país.
En este sentido también se expresó la periodista mexicana Carmen Aristegui, para quien la persecución judicial contra Zamora manda un claro mensaje: “Muchísimos periodistas dirán ¿’qué me puede pasar a mí si José Rubén Zamora está en la cárcel’?”.
“El mensaje es siniestro, esto puede pasarle a Zamora y a todos los demás, genera autocensura, limitación miedo”, agregó Aristegui, quien lamentó que en Guatemala y en la región se está expandiendo una “estrategia política donde se coloca al periodismo como enemigo”.
Los límites del humor y la ofensa, el periodismo de opinión y cómo combatir la desinformación, así como talleres sobre pódcast y guion, centrarán la agenda de esta segunda jornada, que continuará el domingo en un tercer y último día.
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Este sábado se presentará además “Diámetro“, aplicación para proteger a los periodistas en zonas de riesgo que se consagró como ganadora de la “Hackathon para un periodismo por la paz” impulsada por la Agencia EFE, la Fundación Gabo y Minsait -compañía del grupo Indra-, con la colaboración de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
El Festival Gabo abrió sus puertas por segundo año consecutivo en Bogotá este viernes y arrancó con la entrega de los Premios Gabo, uno de los galardones más importantes del periodismo iberoamericano, cuyas cinco categorías (Texto, Fotografía, Cobertura, Imagen y Audio) quedaron en manos de informadores de España, Colombia, Perú y Brasil.