Reuters.- El juicio del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, por cargos de narcotráfico de Estados Unidos comienza este martes, dando a un jurado de Nueva York la oportunidad de determinar si el exaliado de Washington en la lucha contra las drogas realmente dirigió el país centroamericano como un “narcoestado“.
Hernández fue cercano a Washington durante su mandato de 2014 a 2022. Honduras recibió más de 50 millones de dólares en asistencia antinarcóticos de Estados Unidos, decenas de millones más en ayuda militar y de seguridad durante su presidencia, así como obtuvo el apoyo del expresidente Donald Trump para tomar medidas enérgicas contra la migración.
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Pero tres meses después de dejar el cargo, fiscales federales en Manhattan lo acusaron de aceptar millones de dólares en sobornos de traficantes de cocaína a cambio de usar su posición para protegerlos. El fiscal general Merrick Garland dijo que abusó de su poder para manejar el país como un “narcoestado“.
Eso ocurrió casi tres años después de que su hermano, el excongresista Tony Hernández, fue declarado culpable por cargos de narcotráfico en Estados Unidos y condenado a cadena perpetua. Un fiscal en ese juicio dijo que Juan Orlando Hernández protegió a su hermano.
Juan Orlando Hernández, que se ha declarado inocente de tres cargos de conspiración para la importación de cocaína y posesión ilegal de armas, se encuentra en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn desde su extradición en abril de 2022.
Se enfrenta a una pena mínima obligatoria de 40 años y hasta cadena perpetua si es declarado culpable de todos los cargos. El juicio comienza con la selección del jurado el martes y se espera que dure entre dos y tres semanas.
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Los fiscales dijeron que mientras Hernández hacía campaña en 2013, aceptó un millón de dólares de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el líder del Cártel de Sinaloa, para sobornar a funcionarios que manipularan los resultados de la votación a su favor, y utilizó tácticas similares para su reelección en 2017.
Hernández ha argumentado que los narcotraficantes lo difamaron para tratar de aligerar sus propias condenas y vengarse de las medidas policiales de su administración.