Por Enrique Pons
Lo bueno. Participar de forma activa en la formación educativa de nuestros hijos o hijas no siempre es tarea sencilla, sobre todo, cuando se trata de asistir a sus actividades escolares si dependemos de un patrón. Sabemos que contar con la autorización de "el jefe" para ir a las actividades que programa la escuela no siempre es tarea sencilla, a veces, por la carga de trabajo, y otras, por la respuesta negativa que suele recibirse.
También tenemos claro que la conciliación de la vida laboral y la educación de los hijos, cuando depende de la autorización del jefe se complica aún más. Sin embargo, la conciliación de ambas es una prioridad que debe ser atendida por el Gobierno, pues de ello depende la formación de las futuras generaciones, más en un país como México, donde gran parte de la atención de la educación de los hijos recae en madres trabajadoras.
Para poner en contexto el alcance de estas reformas, en México hay 15 millones, 785 mil madres trabajadoras, que representan 72.9% de la población femenina económicamente activa en el país, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) al cuarto trimestre de 2018.
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Pues todo eso podría (sí los legisladores hicieran bien su trabajo) estar a punto de cambiar para todas y todos. El pasado jueves, la Cámara de Diputados público un dictamen por el que se reforman la Ley General de Educación y la Ley Federal del Trabajo (aquí lo puedes leer) y se devuelve al Senado para una segunda revisión.
Con las reformas que aún están siendo analizadas en el Congreso de la Unión, se pretende facultar a la STPS para que pueda promover acciones que flexibilicen las jornadas de trabajo y las madres o padres de familia puedan participar en las actividades de educación y desarrollo de sus hijas e hijos. Lo mejor, sin que los empleados se encuentren obligados a reponer las horas de la jornada de trabajo destinadas a este fin, siempre que se acredite su participación con las autoridades escolares.
Lo malo. Todo esto podría estar a punto de ser una realidad, si no fuera porque en la Cámara de Diputados se cometió lo que considero es un tremendo error en el manejo de sus tiempos, pues pretende que el Senado revise y trabaje sobre una Ley General de Educación que ya no existe (está era).
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Lo peor. El dictamen que se publica por la Cámara de Diputados en octubre del 2020, se ocupa de analizar reformas a la Ley General de Educación que estuvo vigente hasta el 30 de octubre de 2019, sin considerar que el 1 de noviembre entró en vigor otra Ley General de Educación que aprobó el mismo Congreso de la Unión ese mismo año.
Todo ese esfuerzo legislativo, prácticamente es un trabajo tirado a la basura, que retrasara la constitución de esos nuevos derechos tan valiosos para las madres y padres de familia en el cuidado y formación educativa de sus hijas e hijos.
Es por detalles como los que te comento en los párrafos anteriores que debemos siempre estar muy atentos al trabajo que hacer nuestros legisladores en el Congreso.
Mientras llega el próximo domingo, estoy a tus ordenes en Twitter como @enrique_pons y en Instagram como enriqueponsfranco. Nuevamente, gracias por leerme.
P.D. Si te perdiste el artículo de la semana pasada sobre "Tu derecho a la marihuana" y el reto que allí se lanzó, aún estás a tiempo de ayudar a alcanzar la meta.