Por Jorge Cisneros M.
Algunos escritores, tanto en público como en privado, llamaban a Raúl Padilla López "cacique bueno", en tanto otros lo calificaban "caudillo cultural".
¿A qué se referían los primeros? A que nada en la Feria Internacional del Libro (FIL), la más grande e importante en América Latina, segunda en el mundo por su tamaño y relevancia, se movía sin el consentimiento de Raúl Padilla y que tuvo un enorme control sobre la Universidad de Guadalajara y gran poder en la política de Jalisco.
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Lo segundo, señalan promotores culturales que piden no ser citados, corresponde a que su enorme ambición de poder e influencia tuvo su plataforma de lanzamiento en la Universidad de Guadalajara, en especial, en la FIL.
En 1987, cuando Padilla, funcionario en la UdeG, no pocos desestimaron su iniciativa y anticiparon que sería un fracaso. Pero corrieron 35 años desde entonces y la FIL no sólo se convirtió en el encuentro literario de referencia en el ámbito de la lengua española, sino que ninguna en México tiene esa relevancia e influencia.
"Supe que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara era un acontecimiento cuando vi caminar por los pasillos de la Expo Guadalajara a Salman Rushdie en la época que estaba perseguido y había una condena de muerte hacia él", señala Consuelo Sáizar, expresidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, antecedente de la Secretaría de Cultura.
La prestigiada editora, quien dirigió el Fondo de Cultura Económica, se refiere a que en ese 1995 Rushdie debía salir a la calle protegido por guardaespaldas del servicio secreto británico para protegerlo de la orden de matarlo que lanzó en su contra el Ayatola iraní Ruholla Jomeini al considerar que su novela Los versos satánicos era una herejía.
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La anécdota relatada por Sáizar también da cuenta de la enorme influencia y capacidad de Padilla para congregar a pesos pesados de la cultura y la política. En ese 1995, mientras Rushdie pronunciaba su conferencia, a unos pasos se llevaba a cabo otra, encabezada por William Styron, galardonado autor de La decisión de Sophie y Las confesiones de Nat Turner, entre otras obras memorables.
Uno de los grandes méritos de Padilla, agrega Sáizar, "fue iniciar la descentralización del país en términos culturales" en los lejanos años en que desde la Ciudad de México se dictaban las políticas públicas sin mayor consenso, y cita como ejemplo la influencia que tiene la FIL a nivel mundial, mucho mayor que el de la Universidad que fue su punto de partida.
Otra cara de esa intención de convertir a Guadalajara en un polo cultural fue el nacimiento del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, por años el más importante, hasta que apareció el de Morelia.
Factor político
Si cualquier persona introduce en un motor de búsqueda las palabras "Raúl Padilla" y "escritor", los resultados serán imágenes del ex rector de la UdeG, quien nació en Guadalajara en 1954, acompañado de premios Nobel como Mario Vargas Llosa, José Saramago y Gabriel García Márquez.
Pero si la Feria era ideal para codearse con escritores e intelectuales, también fue un importante escaparate de políticos que aprovechaban el renombre de la FIL y la UdeG en materia cultural, para proyectarse.
Un ejemplo claro es la cátedra Julio Cortázar, nacida a principios de los 90 por iniciativa de Padilla en medio de la polémica surgida por la decisión del Consejo para la Cultura y las Artes para premiar a Carlos Fuentes y García Márquez con una remuneración mensual en su carácter de "creadores eméritos".
Ante las críticas por la política de entregar recursos a escritores consolidados con ingresos más que suficientes por cuenta de regalías, tanto Padilla como los escritores idearon una salida: la creación de la cátedra Cortázar, fondeada con los recursos que no cobrarían Fuentes y García Márquez, y por la que desde entonces han desfilado desde Lorenzo Córdova, a punto de dejar la presidencia del Instituto Nacional Electoral, hasta el cineasta español Carlos Saura, la historiadora Josefina Zoraida Vázquez, el exsecretario de Salud Julio Frenk, la feminista libanesa Joumana Haddad, el excanciller italiano Massimo D' Alema, el exalcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa, entre decenas más.
El alcance de la FIL hizo que Padilla fuera una especie de padrino cuya protección buscaban todos los políticos de Jalisco. Así, desde los panistas Francisco Javier Ramírez, quien gobernó de 2001 a 2006, hasta los directivos del PRD, Jesús Ortega y Jesús Zambrano fueron sus cercanos y en 2018 fue el responsable de elaborar la propuesta de política cultural de Ricardo Anaya.
Padilla deja tras de sí varias empresas culturales relevantes como la FIL, el Festival de cine, el auditorio Telmex, y una larga lista de nombres que por razones políticas cultivaron su amistad.
Quizá nada revela su capacidad para convocar a personas enfrentadas como una anécdota contada por Sáizar, relacionada con la larga y ácida enemistad que hubo entre dos escritores latinoamericanos que de la cercanía pasaron a algo muy cercano al odio. "La última vez que lo vi nos contó que el mayor desafío de la Feria fue el día que debió hacer todo para evitar que se encontraran frente a frente García Márquez y Vargas Llosa, quienes estuvieron en el mismo lugar con una diferencia de tres minutos".
El presidente de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara y del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), Raúl Padilla López, se quitó la vida la mañana de este domingo, confirmó la Fiscalía General de Jalisco.