Hoy, Jesús Silva-Herzog Márquez reflexiona sobre la importancia histórica de que México tenga su primera presidenta, Claudia Sheinbaum, y el avance cultural y social que representa.
A pesar de este logro, el columnista señala que su discurso inaugural careció de originalidad y que Sheinbaum continuó utilizando las mismas fórmulas retóricas de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, además de que se dedicó en gran parte a elogiarlo y garantizar la continuidad de sus políticas.
Silva-Herzog también destaca la ausencia de una propuesta de diálogo y del reconocimiento de la pluralidad política en el discurso de la nueva presidenta, lo que describe como el aviso de una "aplanadora" política.