Por Montserrat Peralta
Al mediodía, en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, una joven vestida de novia lucía un cartel que decía “No son amenazas, no son lesiones, no es violencia familiar. Es feminicidio en grado de tentativa. No es amor, es violencia”.
Las personas la miraban y leían atentas su mensaje cuando dos de las asistentes se acercaron a ella, la abrazaron y los ojos de la joven vestida de novia se llenaron de lágrimas ante este hecho.
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A unos metros, se encontraron un grupo de jóvenes estudiantes de enfermería que acudieron a la marcha para visibilizar las necesidades del gremio.
Paola traía consigo un cartel que decía “la misoginia sigue presente y de vocación nadie vive. ¡Por la dignificación de enfermería”.
En entrevista con Latinus, la estudiante dijo que asistió a la movilización para exigirle a las autoridades una respuesta por las mujeres desaparecidas.
“Nos siguen haciendo menos en las instituciones de salud(…) desde los salarios, todavía sigue siendo demasiada la diferencia entre el personal masculino y el personal femenino”.
En otro punto de salida hacia el Zócalo, dentro de un contingente de mujeres adolescentes, se encontraba Mari, una joven estudiante de preparatoria que narró que es la segunda vez que acude a la marcha del 8 de marzo.
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“Porque sufrí abuso desde los 5 años y también mi mamá sufrió abuso y cuando ella habló nadie la escuchó”. Ella agradeció a sus amigas por su ser su red de apoyo y les mandó un mensaje a las mujeres víctimas de violencia sexual: “No están solas”.
Algunas de las mujeres que acudieron a la marcha este viernes usaron el Metro como transporte. A las afueras de la estación Juárez, Ana se reunió con sus amigas para ir rumbo al Zócalo.
En entrevista señaló la importancia del transporte público para llegar a las movilizaciones, la joven explica que varias estaciones estaban cerradas.
“Nos están cerrando los caminos y hacen que varias personas se regresen, entre más esté abierto (el transporte), más podemos venir”, dijo.
También destacó que en el Metro aún hay hombres que siguen sin respetar los vagones de uso exclusivo de mujeres y, por ello, pide una vigilancia responsable.
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Rumbo al Zócalo, se pudieron ver negocios, edificios y el Palacio de Bellas Artes rodeados por vallas. La calle de Madero fue cerrada y sólo se permitió el acceso por 5 de mayo.
Los contingentes empezaron a entrar al Zócalo acompañados de mujeres policía que se posicionaron a las orillas de la calle.
Desde antes de las 4:00 de la tarde, horario de una de las convocatorias, centenas de mujeres llegaron al Zócalo capitalino.