Por Enrique Pons Franco
Le dije a mi mamá que enterrar cuchillos en la tierra para impedir la lluvia, algún día sería castigado… se lo advertí. Así, los legisladores en Oaxaca se tomaron muy en serio eso de castigar a quien quiera impedir las lluvias y en sesión ordinaria celebrada el pasado 3 de julio, aprobaron la reforma a su Código Penal para incorporar el delito de “despojo de aguas”, y castigar hasta con 25 años de prisión a quien obstaculice, disminuya o impida la precipitación de lluvias mediante la dispersión de nubes o alteración de ciclos hidrológicos naturales por vía química, sónica o cualquier otra. Además, dicho delito será perseguido de oficio o a petición de parte.
Durante la sesión, el diputado Horacio Sosa Villavicencio, integrante de Morena —el único legislador que hizo uso de la voz— manifestó que avionetas anti-lluvias en las colindancias con el estado de Puebla, son enviadas por grandes granjas de cerdos y de gallinas, y en conjunto con el uso de cañones sónicos se impide que llueva, hecho que llama mi atención tomando en consideración que según la consulta que realicé a los registros históricos de la Comisión Nacional del Agua y del Servicio Meteorológico Nacional, en el territorio del estado de Oaxaca no se observan grandes fluctuaciones históricas en cuanto a disminución de lluvias, al menos, durante los últimos seis años, y cuando dejó de llover, también dejo de sentirse Tláloc en gran parte del sureste mexicano.
Dicho esto, te invito a que juntos imaginemos la primera carpeta de investigación que se formalice ante la Fiscalía General de Justicia de Oaxaca originada por la denuncia de un grupo de agricultores que vieron pasar una avioneta, o dos, o tres muy cerca de donde tienen sus cultivos, y asumen que la falta de lluvias se debe a que esas aeronaves llevan sustancias químicas para impedir que llueva. Menuda tarea tendrá el fiscal a cargo de la investigación para allegarse de elementos que le permitan determinar la posible responsabilidad penal de alguien.
Para empezar, estas novedosas técnicas para intervenir en las nubes se ejecutan con la dispersión de cientos de litros de yoduro de plata sobreenfriado en una solución de acetona sobre dos tipos de nubes que son específicas de lluvia: la cumulonimbus y la nimbostratus, y no está garantizado que funcionen para que llueva, ni mucho menos, para detener o impedir las precipitaciones. Según la Organización Meteorológica Mundial, este tipo de nubes se encuentran en las regiones tropicales, entre los 6 mil 500 y los 25 mil pies de altura, algo así como entre 2 y 7 kilómetros de altura. Habrá que ver si los denunciantes pueden señalar al menos las matrículas de las aeronaves que vieron pasar y si tienen algún dato de prueba para aportar en la investigación del que se permita señalar que las nubes fueron bombardeadas con elementos químicos, así como qué elemento o sustancia se usó.
Como va a ser difícil que los denunciantes puedan señalar las matrículas de las aeronaves que hemos imaginado, ahora nuestro fiscal deberá girar oficios a las autoridades aeronáuticas federales, para que le informen los días, horas, lugares y rutas que hicieron cualquier tipo de aeronaves que hayan transitado por el espacio aéreo que indiquen los denunciantes, porque, vamos a ver, ni modo que pida los registros de todos los aviones que han cruzado por el territorio oaxaqueño… ¿o sí?
Una vez que pasaron algunas semanas, y, en el mejor de los casos, las autoridades federales le proporcionarán al fiscal un listado de todas las aeronaves que cruzaron el cielo oaxaqueño durante un periodo, pensemos, de un mes. Luego, el fiscal deberá enviarle a cada uno de los propietarios otros oficios en los que los citará a comparecer dentro de la carpeta de investigación y les preguntará algo así cómo "¿a qué se debió que cruzara en su avión, avioneta o jet el cielo de Oaxaca?", "¿traía consigo alguna sustancia para impedir que lloviera?" o "¿cuáles son los nombres de quienes integraron la tripulación?".
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Pero ahora tenemos otro elemento con el que no contábamos al inicio de nuestro ejemplo. Los domicilios de los propietarios de las aeronaves, de los pilotos y de sus respectivas tripulaciones no se encuentran en el estado de Oaxaca, por lo que ahora nuestro orgulloso fiscal, que casi no tiene otras denuncias o querellas que atender, deberá enviarle los citatorios a las fiscalías de los estados en donde se encuentren domiciliadas esas aeronaves y solicitarles el favor que notifiquen. Una vez que se notificaron todos los oficios y que comparecieron todos los posibles involucrados, ya pasaron seis meses, ya llovió, posiblemente los agricultores que denunciaron ahora se inundaron, el fiscal mandó la carpeta al archivo y a esperar al otro año que llegue la siguiente denuncia. Eso sí, mientras toda esta aventura jurídica sucedió, se erogaron recursos públicos que pudieron ser utilizados para atender otras carpetas de investigación en otros delitos, por ejemplo, el feminicidio o trata de personas.
Ahora bien, no quiero ni pensar qué va a suceder cuando algún vecino acuda a denunciar a otro por haberlo visto enterrar un cuchillo en su parcela para que no lloviera porque iba a hacer una fiesta, se le pasó la mano y ahora tiene varias semanas que no llueve por su culpa; y sí, técnicamente sería posible denunciarlo, dado que el Código Penal oaxaqueño dispone que será castigada cualquier persona, que por cualquier método impida que llueva. Mucho menos quiero imaginarme qué sucederá cuando ese vecino sea presentado ante un juez, recién egresado de la carrera, con cero experiencia en el ámbito del Poder Judicial, pero que fue electo por votación popular y que cuidará mucho su encargo, porque en unos años tiene que volver a ser votado por la población de la localidad donde tiene jurisdicción… la misma que quiera que llueva y que más que agua caída del cielo, lo que quiere es un culpable para que las insolentes nubes entiendan quién manda en la tierra que vio nacer a Benito Juárez.
Para terminar hay otros elementos que debemos considerar, por ejemplo, que el legislador oaxaqueño, además de querer tipificar como delito algo que es muy complejo de investigar teniendo en cuenta las limitadas capacidades técnicas y operativas de las fiscalías locales, se puso a hacer leyes para castigar conductas que le corresponden al legislador federal, puesto que todo lo que tenga que ver con el espacio aéreo (o sea, el cielo), se encuentra reservado para la Federación; pero vamos, eso no fue obstáculo para que 24 valientes legisladores oaxaqueños se lanzaran cual quijotes ensillados en sus caballos, a combatir a los molinos de viento.. o en este caso, a los aviones.
Así, en espera que no deje de llover en Oaxaca, nos leemos la próxima semana. Mientras tanto, te espero en X como @enrique_pons.