Carmen Fermín, residente de Chalco, ha visto su hogar convertido en un caldo de cultivo de larvas y bacterias tras 21 días de inundación por aguas negras. Forzada a refugiarse en el segundo piso de la casa de su sobrina debido a una infección, su historia refleja el impacto devastador de las recientes lluvias en la región, que han afectado a más de dos mil viviendas. A pesar de la gravedad de la situación, la ayuda oficial ha sido insuficiente, dejando a muchos vecinos en condiciones precarias.
Latinus realizó un recorrido por las colonias inundadas para conocer como viven algunos de los 7 mil 600 afectados, atestiguando cómo la inseguridad y la falta de asistencia adecuada han obligado a algunos damnificados a improvisar refugios temporales. Juan Pablo, otro residente afectado, ha instalado una carpa en la azotea de su casa para evitar la "apestadera" y la insalubridad de las aguas negras. Mientras tanto, familiares y vecinos se organizan para llevar alimentos y agua a los afectados, pues la respuesta de las autoridades ha sido tardía y limitada, con solo cuatro lanchas de bomberos operando en la zona.
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Sin muebles ni cocina, Zenaida Fermín y su familia han perdido toda confianza en las autoridades, quienes no han brindado el apoyo necesario. Aunque el plan DN-III fue activado, su impacto ha sido mínimo. La solidaridad de la comunidad, sin embargo, ha sido un faro de esperanza en medio de la crisis.
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