Ante miles de personas congregadas en el Zócalo de la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un mensaje con motivo de su sexto y último informe de gobierno.
Entre los invitados especiales sentados en una sección especial con un acceso distinto y elementos de seguridad, estaba Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa.
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López Obrador, a lo largo de 2 horas con 5 minutos, hizo una lista de sus políticas, obras y programas sociales.
Aseguró que pudo demostrar que es posible gobernar con la premisa de “primero los pobres” y que esto continuará con su sucesora.
"Me voy también tranquilo porque a quien entregaré la banda presidencial, por mandato del pueblo, es una mujer excepcional, experimentada, honesta y sobre todo de buenos sentimientos, de buen corazón, afín a los principios fundacionales de nuestro movimiento de transformación y auténtica defensora de la igualdad, de la libertad, de la justicia, de la democracia, de la soberanía: Claudia Sheinbaum Pardo. ¡Presidenta, presidenta, presidenta, presidenta!", arengó.
López Obrador comprometió a la próxima presidenta a concluir la obra del Tren Interurbano México-Toluca, en diciembre de este año, y un parque en la Ciudad de México. “¿Verdad, Claudia?”, le dijo en las dos ocasiones.
Confió en que los que llamó como “los oligarcas” del antiguo régimen no volverán al poder. Los acusó de no respetar al pueblo.
"Democracia, lo hemos dicho varias veces, se compone de dos partes: ‘demos’ es pueblo, ‘cratos’ es poder. La democracia es el poder del pueblo. Lo que quieren los oligarcas es ‘cratos’ sin ‘demos’, quieren poder sin pueblo. Al carajo con eso", exclamó.
El mandatario justificó su iniciativa de reforma judicial con el argumento de la corrupción que existe al interior de ese poder del Estado. En su mitin hizo una “consulta” a mano alzada para que la gente dijera si estaba a favor de que jueces, magistrados y ministros sean electos por voto popular.
"Hemos actuado de manera respetuosa, no hemos querido transar para que nos aprueben todo. Al contrario, hemos denunciado con hechos los actos de corrupción e influyentismo que predominan en el Poder Judicial. Debido a ello es que enviamos al Congreso una iniciativa para que el pueblo elija a jueces, magistrados y ministros, con el propósito de que impartan justicia en beneficio de todos y no estén al servicio exclusivo de la delincuencia organizada y la delincuencia de cuello blanco; que estén al servicio del pueblo", destacó.
Esto provocó que mucha gente coreara “fuera Piña”, en referencia a la ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal.
López Obrador mandó un mensaje al gobierno de Estados Unidos. Les dijo que el combate al tráfico de drogas requiere evitar que los jóvenes caigan en las adicciones.
"Es lo que siempre le decimos con mucho respeto a nuestros vecinos: atiendan las causas. ¿Por qué hay tanto consumo? ¿Qué no tiene que ver con el desamor, con la desintegración de las familias, con el abandono a los jóvenes? ¿Y qué se va a resolver el problema sólo deteniendo a capos del narcotráfico? ¿Se va a resolver el problema desapareciendo el fentanilo? Si hay consumidores van a inventar otra sustancia igual o peor, de terrible, de peligrosa, mortal, porque ahí está la demanda", señaló.
Entre los logros de su gobierno, el presidente destacó que en los seis años de su mandato la economía creció 1% anual, a pesar de un entorno nacional e internacional “extremadamente difícil”, especialmente generado por la pandemia de Covid.
Prometió que este fin de año se alcanzará la autosuficiencia en la producción de gasolinas y diesel, y aseguró que el país cuenta con reservas de petróleo para varias décadas.
López Obrador habló también de la creación de empleos formales y se comparó con al expresidente Felipe Calderón.
"Cuando llegamos al gobierno, había 20 millones 79 mil trabajadores inscritos en el (Instituto Mexicano del) Seguro Social. Ahora son 22 millones 389 mil 835, hasta ayer. Es decir, 2 millones 310 mil empleos más formales. Y eso que yo no presumí que iba a ser el presidente del empleo", comentó.
También sostuvo que de su modelo de seguridad, definido por él como “abrazos y no balazos”, ha funcionado.
"A diferencia de lo que sucedía en los gobiernos neoliberales, ahora no se reprime al pueblo, no se ejecutan masacres, no se tortura, no se desaparece a nadie, no se tolera la violación de los derechos humanos y tampoco existe un narcoestado como el que se configuró en el sexenio antepasado".
Al final de su discurso, Andrés Manuel López Obrador insistió a sus seguidores que la búsqueda de la felicidad no está en las cuestiones materiales.
"Y no olvidemos nunca, jamás, que la felicidad no reside en el dinero, en las posesiones materiales, en los títulos, ni en la fama, ni en la búsqueda del poder por el poder. La felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestra conciencia y con el prójimo. Por último, gracias, gracias de corazón", fueron las palabras con las que se despidió.