Tras apenas cuatro horas de haber comenzado sus operaciones, la nueva Línea 3 del Cablebús tuvo que detener su servicio por varios minutos, dejando a decenas de usuarios colgados en las góndolas.
Tras un abrupto frenado, cerca de las 7:30 de la tarde, una voz en las cabinas anunció que “la operación se detuvo por causas operativas”, seguido de un mensaje en el que prometían restablecer el servicio en breve.
Fueron alrededor de cuatro minutos que los usuarios quedaron suspendidos en el aire para después continuar con el recorrido a una velocidad más lenta.
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Hasta el momento, las autoridades capitalinas no han hecho públicas las causas que hicieron que el servicio se frenara.
Aunado a esta situación, más temprano, las autoridades de Transportes Eléctricos de la Ciudad de México, anunciaron que sólo por este martes, a pocas horas de haber abierto, dejarían de dar servicio en las estaciones Charrería y Parcur.
Los usuarios que han querido probar esta nueva ruta de transporte han tenido que hacer filas de hasta hora y media por un recorrido de no más de 30 minutos, en medio de instalaciones a media luz, con elevadores sin servicio y costales de cemento aún en las instalaciones.
Este martes se inauguró la Línea 3 del Cablebús en la Ciudad de México, que correrá de Los Pinos a Vasco de Quiroga.
Sin embargo, la comitiva conformada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la presidenta electa Claudia Sheinbaum, el jefe de Gobierno Martí Batres y su sucesora, Clara Brugada, fueron recibidos por un grupo de padres de familia de la escuela primaria "El Pipila" quienes exigieron se terminen las obras de mitigación que forman parte del proyecto y que afectan a los alumnos.
Mariana González, madre de familia, explicó a Latinus que hay jardineras sin terminar, así como restos de materiales que siguen "aventados" en la escuela.
Ante esta situación, miembros del equipo de la Jefatura de Gobierno se acercaron para solicitar que guardaran los carteles y les proporcionaran su contacto para poder resolver su conflicto, esto mientras las autoridades preferían firmar libros y tomarse fotos con los asistentes.