Muchos países han volteado a ver a Taiwán para entender cómo fue que, este país pasó de ser uno de los primeros territorios fuera de China continental en reportar un caso de coronavirus, a únicamente tener 53 pacientes contagiados.
Pero los números no son lo único que asombra: en ningún momento cerraron escuelas ni suspendieron todas las actividades.
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La preparación temprana, la acción inmediata y la experiencia, producto de haber sufrido otras pandemias, serían las razones por las que Taiwán logra atravesar esta crisis sin verse tan afectado como otros países.
La isla se ha estado preparando para un brote desde el 2004, cuando se creó el Centro Nacional de Comando de Salud (NHCC), en respuesta a las consecuencias que dejó la crisis del síndrome respiratorio agudo grave.
La enfermedad, que llegó en el 2002, mató a decenas de taiwaneses y causó una catástrofe económica.
Tomar acción rápidamente
El 31 de diciembre del 2019, día en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue notificada del coronavirus por primera vez, Taiwán decidió actuar.
Las autoridades, desde ese día, comenzaron a inspeccionar a los pasajeros de todos los vuelos directos desde Wuhan.
Cuando se reportó el primer caso de coronavirus en Taiwán, inmediatamente se vetó la entrada a residentes del epicentro del virus. Poco después suspendieron todos los vuelos a China.
El resto de las medidas para analizar a los pasajeros en puertos de entrada se incrementaron en cuestión de días.
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Las personas que hallaron como portadoras del virus fueron enviadas a permanecer en cuarentena. A éstas, el gobierno taiwanés les proporcionó un dispositivo móvil para rastrear sus movimientos mientras se encontraban en aislamiento. De romper la cuarentena, las autoridades iban a buscar al paciente.
Prepararse para el brote de una enfermedad
Lo que demuestra Taiwán es que, si se aplican medidas agresivas apenas llega la amenaza, no es necesario ordenar una cuarentena comunitaria ni suspender todas las actividades cotidianas.
Las escuelas en esta isla permanecen abiertas, y los restaurantes siguen sirviendo a clientes; estos únicamente tienen que desinfectarse antes de entrar. Además, el gobierno taiwanés lanzó una serie de campañas informativas para combatir la desinformación.