EFE.- El gobierno de Emmanuel Macron presentó este martes la reforma de las pensiones que va a retrasar la edad mínima de jubilación de 62 años, probablemente hasta 64, para garantizar el equilibrio financiero en el 2030, y que corre el riesgo de abrir una temporada de protestas y conflictividad social.
Todos los sindicatos se oponen de forma unánime y van a estar reunidos mientras la primera ministra, Elisabeth Borne, precisa a partir los detalles de la reforma junto a los titulares de Economía, Bruno Le Maire, Trabajo, Olivier Dussopt, y Función Pública, Stanislass Guerini, para anunciar a continuación su plan de movilizaciones.
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Las filtraciones sobre el contenido de la reforma coinciden en que el Ejecutivo se ha decantado por dejar en 64 años la edad mínima de jubilación, y no en 65, como se contempló inicialmente, entre otras cosas porque es una de las condiciones del apoyo del partido conservador Los Republicanos (LR), imprescindible para sacar adelante el proyecto en el Parlamento.
Todas las encuestas muestran que la opinión pública se opone muy mayoritariamente a retrasar la edad de jubilación. En una encuesta divulgada el pasado viernes, el instituto demoscópico Ifop explicó que un 68% de los entrevistados están en contra de subirla hasta los 64 años y un 79 % contra los 65.
Consciente de ese estado de la opinión, y de que será aprovechado por la oposición de izquierdas y de la ultraderecha de Marine Le Pen, que rechazan igualmente la reforma, el ministro de Hacienda, Gabriel Attal, ha tratado de dramatizar advirtiendo de que la disyuntiva es “la reforma o la quiebra” del sistema.
Según Attal, si no se lleva a cabo, los números rojos de las cuentas públicas se van a hinchar con medio billón de euros más de agujero en la deuda en los próximos 25 años, unas cifras que se asientan en las del Consejo de Orientación de las Pensiones (COR), un organismo público independiente que elabora análisis técnicos para alimentar un debate informado.
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En sus últimos informes, que son la base de discusión entre gobierno e interlocutores sociales, el COR predice que el superávit puntual que ha tenido el sistema en los dos últimos años se va a invertir rápidamente y de forma duradera.
En concreto, anticipa un déficit de las pensiones, que en los próximos diez años supondrá cada año entre cinco y ocho décimas del producto interior bruto (PIB), y eso continuará en el periodo de sus proyecciones hasta 2050.
Macron, que ha hecho de la rebaja de los impuestos, en particular a las empresas, un axioma de su política desde que llegó al Elíseo en 2017, rechaza lo que proponen algunos sindicatos y partidos de izquierda, aumentar las cotizaciones patronales, porque estima que eso las haría menos competitivas las empresas y sentenciaría a decenas de miles de empleos, además bajar los salarios.
Una de las incógnitas que quedan por despejar esta tarde es si también se incluirá otra de las condiciones que puso este domingo el presidente de LR, Éric Ciotti, sobre las pensiones mínimas.
Se trataría de extender el compromiso del presidente francés de que los que hayan cubierto el periodo de cotización completa reciban cuando se jubilen al menos el 85% del salario mínimo, es decir, unos mil 200 euros actualmente en 13 mensualidades, no sólo para los futuros jubilados, sino también para los actuales.
En caso de que fuera así, habría que buscar otro mecanismo de compensación financiera para cumplir con la regla de un régimen equilibrado.