AP.— Los neozelandeses no podrán usar o exhibir en público símbolos de afiliación a pandillas a partir del jueves, tras la entrada en vigor de una nueva ley, y la policía realizó su primera detención por una infracción a la misma tres minutos después.
El hombre conducía con insignias de una pandilla en el tablero de su automóvil, informó el comisionado de policía Richard Chambers a 1News.
La prohibición de exhibir insignias de pandillas en cualquier lugar fuera de las viviendas privadas, incluyendo en la ropa o en vehículos, forma parte de un conjunto de nuevas medidas destinadas a reforzar los poderes policiales para desarticular los grupos.
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Usar o exhibir las insignias de cualquiera de las 35 pandillas listadas conllevará una multa de hasta 5 mil dólares neozelandeses (2 mil 940 dólares estadounidenses) o hasta seis meses de cárcel.
El gobierno de centroderecha de Nueva Zelanda, que se comprometió antes de las elecciones de octubre a afrontar los delitos cometidos por las pandillas, dice que las medidas reducirán el número de afiliados a grupos responsables de violencia y delitos relacionados con drogas. Pero los detractores dicen que la ley infringe las libertades civiles y podría llevar las actividades de las pandillas a la clandestinidad.
“Las pandillas no son grupos comunitarios. No son un club Rotario”, escribió el primer ministro Christopher Luxon el jueves en redes sociales. “Prosperan destruyendo las vidas de otros neozelandeses, ya sea traficando drogas o mediante actos brutales de violencia que provocan miedo en las comunidades”.
Según la nueva ley, las autoridades también pueden dispersar reuniones públicas de tres o más miembros, prohibir a algunos afiliados de pandillas asociarse entre ellos, e irrumpir en las viviendas de aquellos que sigan infringiendo la ley para buscar objetos prohibidos. La pertenencia una pandilla ahora será tomada en cuenta por los tribunales al sentenciar a los delincuentes.
El ministro de policía, Mark Mitchell, informó el jueves a los periodistas que dos personas fueron arrestadas horas después de que la ley entrara en vigor por llevar parches de pandillas, que son insignias grandes que los miembros suelen llevar en la parte trasera de chaquetas de cuero o chalecos. El gobierno dice que los parches son intimidantes porque los miembros deben ganárselos a través de actos violentos.
Las medidas asemejan la respuesta de Nueva Zelanda a las pandillas a la de su vecina Australia, que también utiliza una ley para suprimir la visibilidad pública de esos colectivos, y se aleja de jurisdicciones como Estados Unidos y Gran Bretaña, que utilizan el derecho penal para responder a actividades específicas realizadas por grupos del crimen organizado, según un informe publicado por autoridades del Tesoro en febrero.
Los tatuajes faciales que muestran insignias de pandillas están exentos de la prohibición, al igual que el uso de colores de pandillas. Algunas personas criticaron al gobierno por no incluir a grupos supremacistas blancos en su lista de las 35 organizaciones objetivo de la nueva ley. Eso significa que exhibir esvásticas y hacer saludos nazis sigue siendo legal en Nueva Zelanda, a diferencia de Australia, que los prohibió en una ley que entró en vigor en enero.
En una lista de la policía de Nueva Zelanda se incluyen a casi 9 mil 400 miembros de pandillas conocidos. La población de Nueva Zelanda es de 5 millones.
Sucesivos gobiernos han prometido hacer frente a las pandillas criminales, que a menudo están vinculadas a la pobreza y otras privaciones. El anterior gobierno de centroizquierda fue criticado por la administración de Luxon por trabajar con pandillas en iniciativas sociales, como los esfuerzos de vacunación contra la Covid-19, mientras que el gobierno actual ha sido denunciado por impulsar políticas que probablemente irían en contra de algunos de los grupos más marginados de Nueva Zelanda, incluidos los indígenas maoríes.
Los informes oficiales indican que tres cuartas partes de las personas incluidas en la lista nacional de pandillas son maoríes, que conforman menos de 20% de los neozelandeses, y que entre 80% y 90% de los miembros de dos de las pandillas más notorias son antiguos protegidos del estado.
Luxon presentó una disculpa formal este mes por el abuso generalizado de niños y adultos vulnerables bajo el cuidado del estado durante las últimas siete décadas.