EFE.- El Fondo de las Naciones para la Infancia (Unicef) estima que más de un millón de niños necesita apoyo psicológico urgente en la Franja de Gaza, una cifra que supone casi toda la población infantil gazatí y el doble que antes del comienzo de la ofensiva, cuando unos 500 mil precisaban esta asistencia.
“La salud mental de los niños palestinos está gravemente afectada con síntomas como niveles extremos de ansiedad persistente, pérdida de apetito, problemas para dormir, arrebatos emocionales o ataques de pánico cada vez que oyen un bombardeo”, dijo en rueda de prensa en Ginebra el representante de Unicef en Palestina, Jonathan Crickx.
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Desde el principio del conflicto, Unicef afirmó haber dado apoyo psicológico y de salud mental a más de 40 mil niños, mientras que antes de la guerra esta cifra ascendió a cerca de 100 mil menores atendidos.
Crickx, que estuvo la semana pasada en Gaza y vio la situación de los menores sobre el terreno, alertó que las actuales condiciones humanitarias y de seguridad impiden continuar suministrando esta ayuda y aseguró que la única forma de asegurar esta asistencia es con un alto al fuego duradero.
“Detrás de cada una de estas estadísticas, hay un niño que se enfrenta a una nueva y horrible realidad”, reveló el representante, quien aseguró que la situación es mucho peor para aquellos menores que han perdido a uno o ambos progenitores, ya que muchos familiares no pueden asumir su cuidado ante la falta de alimentos, agua o refugio.
Según la fuente oficial, al menos 17 mil menores de Gaza se encuentran actualmente no acompañados (sin sus padres ni familia y sin la atención de ningún adulto) o separados de sus padres (no necesariamente de otros parientes).
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La agencia de Naciones Unidas estima que esta cifra representa un 1% de la población desplazada, que alcanza los 1.7 millones de personas.
Ante esta situación, el representante recordó que es fundamental ofrecer a estos menores no sólo apoyo psicológico, sino también un servicio de identificación y rastreo que permita localizar a sus familias, así como mantenerlos conectados con ellas para que puedan reunirse una vez mejore la situación.