Por Gerardo Mejía
El desabasto de agua en diversas regiones de México es provocado por factores como la falta de mantenimiento en la infraestructura, sin embargo, el robo en pozos, presas y pipas, así como los pinchazos a tubos, conocido como "aguachicoleo", son cada vez más frecuentes y en ellos está involucrada la delincuencia organizada.
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En el norte del país, una de las regiones más áridas, las instalaciones que llevan agua a la población son blanco de ataques por parte de grupos criminales que acaparan, restringen o condicionan el acceso al líquido, principalmente en comunidades apartadas.
Mientras que en el sur del país, hay municipios que no cuentan con el servicio de agua potable desde hace años.
El robo de agua tiene implicaciones sociales y económicas para miles de personas, además de provocar un boquete de miles de millones de pesos en las finanzas públicas.
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