EFE.- El clima, la degradación medioambiental y los desastres naturales son elementos cada vez más influyentes en el fenómeno de los movimientos migratorios, motivados “generalmente por un conjunto de factores económicos, sociales y políticos”, además de ambientales, según Lourdes Benavides, de la ONG Oxfam Intermón.
Como otros analistas consultados por EFE, lamenta que “a los migrantes climáticos aún no se les considera refugiados climáticos” porque este concepto “no ha calado en la sociedad actual y ni siquiera cuenta con reconocimiento legal”.
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Benavides explica que en la actualidad “las probabilidades de sufrir un desplazamiento interno por ciclones, inundaciones e incendios son siete veces mayores que las de sufrir un terremoto o una erupción volcánica, y tres veces mayores que las de sufrir un conflicto”.
Un informe de esta ONG publicado en 2019 asegura que las catástrofes climáticas fueron el principal factor de desplazamientos internos en el último decenio, “con el 80% procedentes de Asia, donde vive más de un tercio de la población más pobre del mundo".
Otro documento, el estudio global anual de 2022 del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, indica que casi 24 de los 38 millones de migrantes del mundo que hubo en 2021 fueron ocasionados por desastres naturales, superior a los 14 millones que tuvieron que huir de los conflictos armados.
La investigadora del centro CICrA Justicia Ambiental, Beatriz Erice, describe a las personas obligadas a la migración climática como las que “han huido de sus comunidades de origen afectados por sucesos climáticos extremos como inundaciones, sequías, desertificación o aumento del nivel del mar".
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Según Erice, estas condiciones se agravan y tienen peores consecuencias en regiones o países vulnerables “al potenciar la inestabilidad, pobreza, desigualdad y conflictos sociales que ya viven muchos de ellos".
La crisis climática, según el gestor de proyectos de cooperación de la Fundación Ecología y Desarrollo, Pablo Cortés, supone también un “efecto directo” negativo sobre el sector productivo primario, fuente principal de ingresos y alimentación de los países menos desarrollados. Esto lleva a sus habitantes a “una espiral de vulnerabilidad, provocando que abandonen su hogar".