EFE.– La Cámara de Representantes de Estados Unidos formalizó este miércoles a iniciativa de la mayoría republicana la investigación de juicio político (“impeachment“) contra el presidente, Joe Biden, por presunto tráfico de influencias.
Los republicanos nunca escondieron su intención de llevar a Biden a un juicio político una vez que tomaran el control de la Cámara de Representantes, algo que pasó el pasado enero, tras su victoria en las elecciones de medio mandato de noviembre de 2022.
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Las investigaciones contra Biden arrancaron poco después, pero la falta de hallazgos impactantes y cierto escepticismo de sus congresistas más moderados hizo que el liderazgo republicano se moviera con cautela a la hora de tomar decisiones.
En septiembre pasado, el entonces presidente de la Cámara Baja estadounidense, Kevin McCarthy, ordenó de forma unilateral a tres comités legislativos, también controlados por los republicanos, que se pusieran a cargo de las pesquisas.
Los republicanos acusan a Biden de tráfico de influencias por haber intervenido, supuestamente, en favor de su hijo Hunter, así como otros familiares y socios cercanos, en negocios en el extranjero, aprovechando sus conexiones políticas.
De hecho, fue el propio Donald Trump quien puso a Hunter Biden en el punto de mira cuando pidió en 2019 al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que lo investigara a cambio de recibir ayuda financiera estadounidense. Esa llamada fue a su vez el origen de un juicio político contra Trump.
Según el ahora presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, en estos dos meses de investigaciones los comités han concluido que la familia Biden recibió más de 15 millones de dólares de empresas y gobiernos extranjeros de Ucrania, Rusia, Kazajistán, Rumania y China entre 2014 y 2019. Sus socios habrían recibido otros 9 millones.
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También aseguran que Biden se habría reunido en al menos 22 ocasiones con socios extranjeros de su hijo.
Los republicanos aspiran que el voto de este miércoles dote de más legitimidad a su investigación, dado que ahora sí tiene el respaldo de la Cámara de Representantes, un paso que les debería facilitar el acceso a información, documentos y testimonios.
También a reforzar su posición ante eventuales litigios ante la justicia, como el que podría llevar a Hunter Biden a ser procesado por desacato al Congreso.
El hijo de Biden estaba llamado a declarar a puerta cerrada este miércoles ante uno de los comités, pero ha incumplido la citación alegando que quiere que su testimonio sea público.
Asimismo, los republicanos habían evitado hasta el momento someter el juicio político a votación del plenario de la Cámara de Representantes, ya que con su débil mayoría (221-213) necesitan que casi todos sus miembros lo apoyen.
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Varios de los congresistas conservadores tienen un perfil moderado y fueron elegidos en distritos en los que Biden ganó las elecciones presidenciales, por lo que podían preferir no tener que asumir esa decisión que les costase votos y el puesto.
Pero el hecho de que el liderazgo republicano se sintiera cómodo sometiendo el “impeachment” a un voto significaba que la bancada conservadora está unida en su intento de llevar a Biden a un juicio político.
Si en los próximos meses la investigación de juicio político que los republicanos acaban de formalizar arroja algún fruto, los comités deberán redactar una acusación, lo que se conoce como “artículos de impeachment”, que tendrá que ser sometida de nuevo a votación de la Cámara Baja.
En caso de que esos artículos sean aprobados sólo con una mayoría simple, el Senado \u2014donde los demócratas tienen mayoría\u2014 deberá realizar un juicio político contra el presidente.
Biden sólo sería destituido de su cargo si dos terceras partes de esa cámara votan en ese sentido, un panorama imposible de imaginar en el actual contexto político.
A menos de un año de los comicios presidenciales de 2024, una investigación de “impeachment” contra Biden servirá como arma electoral mediática para los republicanos.