El sacerdote Filiberto Velázquez Florencio, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, aseguró este viernes que todos los municipios de Guerrero cuentan con un padrino del crimen organizado y que las disputas entre los grupos delincuenciales y los personajes políticos han provocado ingobernabilidad en la región.

El cura habló con el periodista Claudio Ochoa para Latinus Diario y dio detalles sobre las negociaciones de la tregua entre los grupos delictivos Los Tlacos y Los Ardillos.

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“Todos los municipios tienen su padrino. Usualmente (…) un padrino, digamos del crimen organizado”, afirmó.

Como prueba de la existencia de los nexos de los delincuentes con los personajes de la esfera política, el padre refirió el caso de la alcaldesa de Chilpancingo, actualmente con licencia, Norma Otilia, quien julio del año pasado fue exhibida manteniendo reuniones con el líder de Los Ardillos.

Esto, luego de que los criminales dejaran los cuerpos de varias personas en el centro de Chilpancingo con mensajes dirigidos a la alcaldesa.

Presuntamente, las agresiones comenzaron luego de que Otilia no respondió a las peticiones de Los Ardillos como lo habría prometido sobre la disputa territorial que sostenían entonces con Los Tlacos. El hallazgo marcó el inicio a una ola de violencia en el municipio que ella gobierna.

Los conflictos, señaló Velázquez, “nunca han sido queriendo afectar a la población, pero, (con) lo que hacen los políticos, sí se echan a pelear entre ellos”.

Explicó los grupos delincuenciales se molestan con los gobiernos estatales cuando se presenta “una ausencia del estado para proteger a las poblaciones (…) de los ataques de otros grupos”.

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Señaló que su acercamiento a ambos grupos delincuenciales se debe a que su presencia dentro de la Iglesia lo empuja a tener trato con miembros del crimen organizado para “que liberen personas, para que dejen de extorsionar“.

Añadió que mediar las negociaciones entre los grupos delictivos no es una tarea fácil y advirtió que “las conversaciones continúan”.