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Basado en hechos reales: defraudación fiscal, prisión preventiva y la IA, una combinación peligrosa
Viernes 30 de Agosto de 2024
COLUMNA

Basado en hechos reales: defraudación fiscal, prisión preventiva y la IA, una combinación peligrosa

Es fundamental que los sistemas de detección basados en inteligencia artificial y las reformas legales se implementen con un enfoque en la protección de los derechos individuales, garantizando que las personas no sean injustamente castigadas por errores o malentendidos

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En mi artículo anterior, nos adentramos en los peligros de las facturas falsas y cómo un simple documento digital puede llevarte directo a una prisión mexicana, cortesía de la prisión preventiva oficiosa (PPO). Hoy, como te prometí —y mientras se discuten otras reformas de fondo a la Constitución—, nos vamos a sumergir en el oscuro mundo de la defraudación fiscal, ese monstruo que parece estar devorando cualquier intento de eludir al fisco. Pero esta vez, el monstruo tiene un nuevo aliado: la inteligencia artificial. Así que, ponte cómodo, porque esta historia tiene de todo: delitos, fraude, tecnología de punta y un final que puede incluir barrotes de acero.

 

¿Qué es la defraudación fiscal?

Primero, déjame ponerte en contexto. La defraudación fiscal no es otra cosa que engañar al fisco para pagar menos impuestos de los que te corresponden. Es como si, cada año, miles de personas jugaran al escondite con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), ocultando ingresos, inventando gastos y creando toda una red de mentiras para evitar cumplir con su obligación constitucional de contribuir al gasto público.

De acuerdo con el artículo 108 del Código Fiscal de la Federación, comete el delito de defraudación fiscal quien, mediante el uso de engaños o aprovechamiento de errores, omite total o parcialmente el pago de alguna contribución o bien obtiene un beneficio indebido en perjuicio del fisco federal. Esta omisión puede referirse a pagos provisionales, definitivos o al impuesto del ejercicio, uso de documentos falsos, no omitir comprobantes fiscales, y declarar datos falsos, por ejemplo.

 

La inteligencia artificial entra en juego

Lo que quizás no sabías es que ahora el SAT ha empezado a usar inteligencia artificial para detectar estos esquemas de defraudación. Sí, así como lo lees. El SAT ha comenzado a implementar algoritmos avanzados de inteligencia artificial que pueden analizar millones de transacciones en cuestión de segundos, buscando patrones sospechosos que podrían indicar evasión fiscal.

Estos algoritmos están entrenados para identificar inconsistencias en las declaraciones fiscales, detectar discrepancias en los ingresos reportados y cruzar información entre diferentes bases de datos para encontrar posibles irregularidades. Es como si el SAT hubiera contratado a miles de auditores, pero todos ellos son robots hiperinteligentes que no se cansan, no duermen y no pasan por alto ningún detalle.

La IA no sólo acelera la detección de fraudes, sino que también permite una mayor precisión. Imagina que estás intentando esconder algunos ingresos en una cuenta bancaria en el extranjero. En el pasado, es posible que hubieras logrado pasar desapercibido, pero ahora, con la inteligencia artificial vigilando cada movimiento, tus posibilidades de éxito se reducen drásticamente.

 

La reforma constitucional y la prisión preventiva oficiosa

Cómo también te conté la semana pasada, el gobierno ha estado muy ocupado en los últimos años combatiendo esta práctica, y no precisamente con guantes de seda. En la iniciativa de reforma al artículo 19 de la Constitución, se ha propuesto que la defraudación fiscal sea uno de esos delitos que ameriten prisión preventiva oficiosa. Es decir, si te atrapan con las manos en la masa defraudando al fisco, podrías encontrarte tras las rejas incluso antes de que se demuestre tu culpabilidad.

Para que nos entendamos, la prisión preventiva oficiosa es esa figura legal que permite a las autoridades encerrarte mientras se decide si eres culpable o no. Y no hablamos de una noche en el calabozo; hablamos de meses, o incluso años, en una prisión, mientras tu caso se resuelve.

 

¿Por qué tanta dureza?

La razón detrás de esta mano dura es simple: la defraudación fiscal no sólo afecta al fisco, sino que perjudica a todos nosotros. Cuando alguien evade impuestos, ese dinero deja de estar disponible para construir escuelas, hospitales, carreteras y otros servicios públicos que todos necesitamos. Es más, cuando se defrauda al fisco, también se erosiona la confianza en el sistema fiscal y en la justicia económica. ¿Por qué deberías pagar tus impuestos si piensas que otros no lo hacen?

Además, la defraudación fiscal no suele ser un delito aislado. A menudo, está relacionada con otras actividades ilícitas, como el contrabando, el lavado de dinero y la corrupción. De hecho, el propio documento que sustenta la reforma menciona cómo estos esquemas de evasión fiscal suelen encubrir operaciones mucho más peligrosas, con implicaciones internacionales. No es simplemente un juego de números; es un delito que puede tener consecuencias muy graves.

 

¿Qué pasa si te descubren?

Ahora, con la inteligencia artificial en la ecuación, tus posibilidades de ser descubierto se multiplican exponencialmente. Si el SAT detecta que estás involucrado en un esquema de defraudación fiscal, no esperes que te envíen una amable carta invitándote a regularizarte. Lo más probable es que enfrentes cargos criminales, y ahora, con la reforma propuesta, es posible que te veas en la situación incómoda de tener que preparar tu defensa desde el interior de una celda. Y no pienses que esto es algo raro o que le pasa solo a los grandes evasores. El SAT ha estado rastreando con lupa todas las operaciones sospechosas, y en los últimos años ha detectado esquemas de facturación falsa que involucran a miles de personas físicas y morales. Con la inteligencia artificial revisando cada detalle, es muy probable que incluso los errores más pequeños no pasen desapercibidos. Así que, si te han ofrecido alguna vez una factura "a modo" o una asesoría fiscal "creativa", mejor piénsalo dos veces antes de aceptar. Podrías estar firmando tu sentencia de prisión preventiva.

 

¿Cómo llegamos hasta aquí?

En los últimos años, el gobierno ha intensificado su lucha contra la evasión fiscal. Desde la detección de operaciones sospechosas hasta la publicación de listas negras de contribuyentes que utilizan facturas falsas, las autoridades fiscales han desplegado un arsenal completo para combatir este delito. La reforma constitucional es sólo el último paso en esta ofensiva. Al proponer la inclusión de la defraudación fiscal como un delito que amerite prisión preventiva oficiosa, el gobierno está dejando claro que no va a tolerar ningún tipo de evasión. La idea es simple: si sabes que te arriesgas a pasar tiempo en prisión, tal vez pienses dos veces antes de intentar engañar al fisco. Y ahora, con la inteligencia artificial como aliada, las probabilidades de salir impune se reducen drásticamente.

 

¿Qué podemos esperar?

Con la reforma y la implementación de la inteligencia artificial, podemos esperar un endurecimiento en la persecución de delitos fiscales. Las empresas que solían jugar en la línea delgada entre la elusión y la evasión fiscal tendrán que ser mucho más cuidadosas, y es probable que veamos un aumento en el número de personas procesadas por estos delitos. Además, este enfoque podría tener un efecto disuasorio. 

Si los contribuyentes saben que la defraudación fiscal ya no es un juego sin consecuencias, es posible que más personas elijan cumplir con sus obligaciones fiscales en lugar de arriesgarse a pasar tiempo en prisión. Sin embargo, también debemos estar atentos a los posibles abusos. La prisión preventiva oficiosa es una medida extrema, y su aplicación indiscriminada, combinada con la implacabilidad de la inteligencia artificial, podría llevar a situaciones injustas.

El uso de la inteligencia artificial para detectar defraudación fiscal plantea nuevas preguntas sobre la vigilancia y el poder del Estado en la vida de los contribuyentes. Si bien la tecnología puede mejorar la eficiencia y precisión en la detección de delitos, también existe el riesgo de que su uso desmedido o mal supervisado conduzca a errores y abusos. Por ejemplo, un algoritmo mal calibrado podría señalar erróneamente a un contribuyente honesto como sospechoso de defraudación fiscal, con consecuencias graves para su vida personal y profesional.

Además, la reforma constitucional que propone la prisión preventiva oficiosa para delitos fiscales como la defraudación plantea cuestiones importantes sobre los derechos humanos y las libertades civiles. La prisión preventiva, en su esencia, es una medida cautelar y no una sentencia de culpabilidad. Sin embargo, la implementación de esta medida puede resultar en la privación de la libertad de individuos antes de que se haya probado su culpabilidad en un tribunal, lo que contradice el principio de presunción de inocencia.

Es fundamental que los sistemas de detección basados en inteligencia artificial y las reformas legales se implementen con un enfoque en la protección de los derechos individuales, garantizando que las personas no sean injustamente castigadas por errores o malentendidos. La tecnología debe ser una herramienta para apoyar la justicia, no para comprometerla.

En resumen, si estás pensando en defraudar al fisco, piénsalo dos veces. Podrías estar abriendo la puerta a una celda que te estará esperando con los brazos abiertos. La lucha contra la defraudación fiscal ha llegado a un nuevo nivel, y todos estamos en la mira de la inteligencia artificial. Pero en esta nueva era de vigilancia tecnológica, también es crucial que se mantenga un equilibrio justo entre la eficiencia en la lucha contra el fraude y la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Así que, querido lector, ten cuidado y cumple con tus obligaciones fiscales. Nos leemos en la próxima edición. Mientras tanto, me puedes encontrar en X, antes conocido como Twitter, en @enrique_pons.